En el ultimo episodio de la fantástica serie Sucession, Roman Roy dice en voz alta lo que todos estuvimos pensando por esos cinco años: no hay nada especial en ellos. Son gente ordinaria en circunstancias extraordinarias, sin mas talento, habilidades o capacidad que cualquier otra persona en su círculo. A la hora de la verdad, cuando la cosa aprieta, todo depende de que alguien tome la mejor decisión posible en el mejor momento posible pero, no hay garantía porque todo el mundo hala hacia su conveniencia.
Igual que en el mundo real todo el tiempo en todos lados. A veces me detengo a pensar lo absolutamente frágil que es el hilo de lo que todo depende para continuar la ilusión de nuestras vidas diarias. Lo mas cercano a un colapso total lo experimentamos durante las primeras semanas de la pandemia.
The Day After es una película para televisión que estrenó en 1983. Presenta un escenario ficticio de lo que pasaría si una bomba nuclear estallara en Estados Unidos. Hoy en día es recordada por muchos estadounidenses como la película mas aterrorizante que vieron de niños.
Para nosotros los puertorriqueños, fue “Hercolubus”, un especial televisivo contando la allegada existencia de un planeta cometa que chocaría con la tierra causando destrucción, aunque algunos elegidos serian transportados a otra dimensión. Algo así, que se yo, esto lo inventó esa gente que piensa que las pirámides son una puerta a otro mundo, en vez de los monumentos al egocentrismo que realmente son, construidas en la espalda de esclavitud y explotación. El punto es que esos dos especiales televisivos asustaron a un país entero, y aparentemente hasta pudieron haber causado un suicidio.
Esta nueva generación le toca A House of Dynamite en Netflix, un tenso thriller político escrito por Noah Oppenheim, dirigido por Kathryn Bigelow (Zero Dark Thirty, The Hurt Locker), presentando un escenario espeluznantemente posible, empeorado por el verdadero horror a su alrededor: la mediocridad.
Un misil es lanzado contra los Estados Unidos, el departamento de defensa activa su protocolo; una gigantesca maquina con incontables engranajes, incluyendo “el cuarto de situación”, donde la agente a cargo Olivia Walker utiliza todos los recursos disponibles para detener el ataque.
En menos de 30 minutos el misil caerá en Chicago, a menos que alguna de las maniobras del departamento lo pueda detener. Ese no es el único problema; no saben de donde o quien lo lanzó, hay nueve países -incluyendo Estados Unidos- con capacidad nuclear. Un pragmático general recomienda atacarlos a todos para prevenir un segundo ataque o que alguno quiera provechar el momento. Eso garantiza la destrucción global mutua (M.A.D.), Jake Baerington, un joven asesor adjunto de seguridad nacional, es asignado para contactar altos miembros del gobierno ruso para convencerlos de no agredir a EEUU si el país ataca a otro país nuclear. El presidente de los Estados Unidos (Idris Elba) intenta tomar las mejores decisiones pero, ¿cuál es la mejor decisión?
Con una frenética edición, y la maniaca cinematografía de Barry Ackroyd, A House of Dynamite nos presenta el escenario desde tres perspectivas distintas, donde el final es el mismo. En realidad no importa quien lanzó el misil, ni de donde, ni tampoco importa lo que pasó después, aquí el punto es el proceso de ver seres completamente humanos lidiando con la peor situación posible, mostrando lo honestamente vulnerables que somos, no solamente a un ataque bélico, sino a nuestros propios temores; todos los personajes tienen gente amada en peligro del ataque, sea una abuela, una hija o una esposa dando a luz en ese mismo instante.
Ahora lo verdaderamente aterrador: A House of Dynamite presume la mejor gente posible en esta circunstancia, a gente más capaz, sus respectivos fallos vienen de las dudas humanas de proteger a si mismo o los suyos, no de su capacidad…imagínense la misma situación en nuestra realidad.
A la orden.
A House of Dynamite no es solamente inmensamente recomendada, es obligada de ver al menos una vez en tu vida.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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