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Crítica de La Sirenita

Aquí vamos de nuevo con otro refrito de una película animada, que ahora la hicieron “live-action” para poder sacarle el jugo a las propiedades hasta el infinito. La buena noticia es que Disney, al menos con esta producción, parece seguir aprendiendo la lección. Ya lo demostraron con la agradable Peter Pan and Wendy, continuando la racha con La Sirenita (The Little Mermaid), basada en el filme de 1989, que a su vez fue basado libremente en el cuento del autor danes Hans Christian Andersen.

La Sirenita es una chulería, que me gustó mucho más de lo que esperaba. Hasta ahora mi adaptación favorita de las que han hecho (sin contar Cruella y Maléfica, que más bien son “spin-offs”), contando la misma historia pero, con su propia personalidad, y un maravilloso toque caribeño. Halle Bailey es encantadora, me hubiera gustado que cantara más pero, bueno, ese es la trama de la película.

La historia es básicamente la misma de 1989, con Ariel (Bailey) siendo una rebelde adolescente sirena, obsesionada con el mundo de los humanos. Su padre Tritón (Javier Bardem cobrando un cheque, trabajando con el ánimo de los lunes) desprecia los humanos como barbaros (tiene razón), puercos (mucha razón) y destructores de su propio ambiente (nos conoce bien), pero Arial insiste que no todos son iguales (bendito, nena). Ariel se enamora del príncipe Eric (Ryan Gosling versión Great Value Jonah Hauer-King), hace un acuerdo con la bruja Úrsula (Melissa McCarthy) para ser humana a cambio de su voz pero, tiene tres días para recibir un beso de amor o se convertirá nuevamente en sirena, esclava de Úrsula.

Donde La Sirenita destaca es los momentos cuando se separa de la original. Quien mejor sale beneficiado de los cambios es Jake Gyllenhaal en descuento el Príncipe Eric, ya que recibe una personalidad más allá de “soy el tipo lindo que la sirenita se enamoró porque soy lindo, ¿ya vieron que lindo soy?”. En esta versión, Eric es el hijo adoptado de la Reina (Noma Dumezweni) que resiente su deberes, porque preferiría ser un plebeyo libre para sufrir como todos los demás, pagando deudas y trabajando 12 horas al día, probando nuevamente que dios le da pan al que no tiene dientes. Ojala esta Sirenita te ahogara, so malagradecido.

Pero esto es una película, y la Sirenita se enamora del zángano, pobre niño rico. Bailey interpreta a Ariel con una simpatía envidiable, una de esas personas que te cae bien solo por sonreír, y grandes ojos expresivos, logrando transmitir sus emociones hasta en los momentos cuando no tiene voz. Su Ariel mantiene la inocencia del personaje que hace la experiencia de verla descubriendo el mundo, una tierna aventura que hubiera preferido fuera la trama principal en vez del romance. Eso mayormente gracias a dos de las tres nuevas canciones, donde ambos personajes son mejor desarrollados tanto individual, como la relación, que se siente mucho más orgánica –aunque tres días sigue siendo poco tiempo para enamorarse de alguien, no importa lo que diga mi amigo, el que se casó a las dos semanas (se divorciaron a los ocho meses pero, uno nunca debe alegrarse de la desgracia ajena, no importa cuán pndjos hayan sido).

Rob Marshall (Chicago, Into the Woods) es experto en musicales, dándole todo su empeño a La Sirenita con las canciones que ya conocemos, y las nuevas. Con las primeras hizo un gran trabajo en “Debajo del Mar”, mucho mejor que la versión animada, y mi canción favorita de las nuevas, donde la relación de Ariel y Eric se desarrolla a través de un paseo por la villa caribeña.

Eso precisamente me encantó. Mientras la versión de 1989 ocurre en una localización no especificada que más parece una villa francesa, La Sirenita 2023 nos coloca firmemente en el caribe, con todo el calor, sabor y encanto que eso conlleva.

La MVP definitivamente es Melissa McCarthy como deliciosa villana, gozando cada escena en pantalla, jugando con cada movimiento, demostrando cuan buena es en las manos correctas, que no sean el mediocre esposo que lleva años destruyendo su carrera con basuras de “comedias”.

Los animales en computadora siguen viéndose horrible, pero el elenco de voces hace tan buen trabajo, que eventualmente se pasa por alto.

Si van a seguir adaptando películas animadas, que lo hagan tan bien como La Sirenita y Peter and Wendy, preferiblemente mejorando, atreviéndose a cambiar lo necesario para darles su propio sentimiento en vez de hacer copias exactas (¿oíste, Rey León?). Entre las canciones clásicas recibiendo tremendas secuencias y dos de las nuevas aprovechando el espacio para desarrollar mejor sus personajes, La Sirenita es una divertida, tierna experiencia de cine y, hasta ahora, la única de las adaptaciones que me dejó con ganas de verla nuevamente tan pronto se acabó.

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