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Crítica de Haunted Mansion

Allá para principio de los 2000’s, Disney decidió adaptar varias de su atracciones en películas, teniendo mayor éxito con Los Piratas del Caribe. El resto se fueron por donde mismo llegaron, sin pena ni gloria, incluyendo The Haunted House, protagonizada en aquel momento por Eddie Murphy. Veinte años después –y una adaptación con los Muppets en Disney Plus- lo vuelven a intentar con nuevo elenco e historia.

Haunted Mansion consigue uno que otro buen momento, no puedo despreciar una película que me hizo reír bastante, pero mayormente gracias a su elenco, que la manera que construye la acción. Nunca he ido a ningún parque de Disney, así que no tengo ninguna nostalgia por la clásica atracción, por lo que gente que si la haya visitado probablemente disfrutara más de las constantes referencias que hay, a juzgar por las constantes risas y comentarios que escuché en la sala que la vi.

LaKeith Stanfield interpreta a Ben Matthias, un astrofísico que luego de la muerte de su esposa Alyssa (Charity Jordan), abandonó su carrera para ofrecer guías turísticas de Nueva Orleans, el trabajo que hacia ella cuando se conocieron. Stanfield hace tan buen trabajo como nos tiene acostumbrados. De hecho, demasiado bueno, ya que su Ben se siente más acorde con un drama que una comedia de horror, especialmente cuando contrasta con el resto del elenco.

Ahogando su duelo en alcohol y soledad, Ben es contratado por el padre Kent (Owen Wilson) para investigar una antigua mansión donde viven Gabbie (Rosario Dawson con la peor peluca este lado de House of the Dragon) y su hijo Travis (Chase Dillon). Escéptico hasta la medula, Ben hace un aguaje de investigación con su cámara de “lente quántico” diseñada para detectar “partículas fantasmas”, aunque en realidad no cree en nada de eso. El problema es que, no solamente la mansión si esta embrujada, todos lo que la pisan son perseguidos por espíritus chocarreros que los obligan a regresar. Como The Grudge pero, menos muertes, más jazz.

El director Justin Simien empieza con pie derecho, aprovechando Haunted Mansion para darle amor a Nueva Orleans y su cultura pero, igual que los personajes, rápidamente queda atrapado en enfocar las locuras de la mansión con sus fantasmas y extrañas ocurrencias. El guion de Katie Dippold añade temas de pérdida, aislamiento y reflexión entre los constantes chistes, pero la obligación de hacer Haunted Mansion la próxima gran franquicia la persigue, y al director, como espectro creativo impidiendo alejarse del tema principal.

Lo menos que le pido a una película es no aburrirme, objetivo que Haunted Mansion cumplió, así que queda de cada cual ver si lo logra.

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