Honestamente empiezo a temer que el género de superhéroes está perdiendo precipitadamente la habilidad de balance; o demasiado serias (The Batman, Eternals) o demasiado bobas (Thor: Love and Thunder, Black Adam). Entre las dos malas opciones prefiero lo segundo, porque al menos me rio por par de horas, mucho mejor que estar mirando el reloj preguntándome cuanto le faltará. Así me sentí con Ant-Man and the Wasp: Quantumania, la tercera de Ant-Man y la trigésimo primera de Marvel Studios.
Ant-Man and the Wasp: Quantumania intenta ser muchas cosas; una película sobre familia, un explosivo comienzo a la Fase 5 y la llegada de su gran villano. Poco logra de todo eso, porque su tono varia demasiado entre denso, complicado y desordenado, con los mejores momentos ocurriendo gracias a su estelar elenco.
Primero lo positivo. Paul Rudd es la manifestación física del carisma, teniendo química hasta con una silla coja, sus interacciones con cualquier otra figura del filme siempre son agradables, manteniendo Quantumania en un nivel pasable. Aunque la “MVP” es Michelle Pfeiffer como Jane Van Dyne – la Avispa Original- dándole gravedad a la trama. Su interpretación es tan prístina como se puede esperar de una de las mejores actrices de su generación, consiguiendo que el peligro se sienta real. Si tan solo el guion de Jeff Loveness hubiera hecho tan buen trabajo.
Luego de varias películas usando el Reino Cuántico de muletilla para resolver problemas (salvar a Scott, viajar en el tiempo, etc), finalmente visitamos ese “universo existiendo fuera del tiempo y espacio” cuando Cassie Lang (Kathryn Newton), la hija de Scott Lang (Rudd), construye una especie de radar con la ayuda de Hank Pym (Michael Douglas), para encontrar otros que se pudieran perder allí como le pasó a Scott. La máquina accidentalmente lanza la familia entera hacia el mundo microscópico, separándola en el camino, por lo que ahora Janet, Hank y Hope Van Dyne (Evangeline Lily) tendrán que reencontrarse con Scott y Cassie.
El problema es que Janet, durante los 30 años que vivió en el Reino Cuántico, fue más o menos responsable de la llegada y conquista de Kang (Jonathan Majors), un viajero temporal queriendo dominar todos los universos, atrapado en el Reino Cuántico luego que Janet entendiera su error.
Hay tanta explicación de tantas cosas, que casi me sentía que estaba tomando una clase de historia, pero peor porque esta es historia ficticia y ni siquiera lo suficientemente interesante. Jonathan Majors hace lo más que puede con lo que le dieron, y se nota cuanto trato de hacer ver a Kang como un tipo peligroso sin ser una imitación de Thanos, pero, Ant-Man and the Wasp: Quantumania no era el mejor ligar para tratar de hacer esto.
Las primera dos películas de Ant-Man son divertidas. El concepto de un superhéroe que se hace pequeño y controla diferentes tipos de hormigas es perfecto para una comedia, buscando todas las maneras de jugar con la idea, pero el potencial de aprovechar eso en un mundo como el Reino Cuántico quedo completamente desperdiciado. Además, ¿sin Michael Peña? Uno de los mejores personajes del MCU, que hasta tiene sus propios memes, ¿a quién se le ocurrió esto? Y no se ni como explicarles lo que hicieron con MODOK, una parte de mí no quiere revelar nada, otra parte quiere evitarles la desilusión.
Hay buenos momentos en Ant-Man and the Wasp: Quantumania, especialmente las interacciones entre los miembros de la familia, mayormente cuando son con Scott o Janet, ya que Hope apenas existe, y Cassie parece haber sido escrita por alguien que solo conoce gente joven en películas y televisión. El resto es una pesada ensalada de exposición, ruido y colores con apenas alguna línea coherente atándolo todo en un festival de CGI sin corazón ni emoción, que simplemente existe para adelantar los planes en camino, más evidente con dos escenas adicionales –una después de créditos principales, otra a final- que me dejaron todavía mas decepcionado de lo que ya estaba.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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