Nunca suena como buena idea hacer precuelas, mucho menos de películas que estrenaron décadas atrás, y rara vez funciona, pero The First Omen logró ser la excepción.
The First Omen (La Primera Profecía) es un inquietante thriller trabajando en varios niveles, con una profunda comprensión del miedo y el abuso religioso. La protagonista Nell Tiger Free me dejó con los pelos de punta gracias a su intensa, cruda interpretación, mientras que la debutante directora Arkasha Stevenson ya es alguien de quien estar pendiente en el género de horror.
Habiendo dicho todo eso, The First Omen peca de incluir tantas referencias e influencias de otros filmes, que apenas logra desarrollar su propia personalidad. Al menos lo hace suficientemente bien, como para no acusarla de “copiete”.
Ocurriendo unos meses antes de The Omen (1976), filme de Richard Donner donde un importante político estadounidense descubre que Damian, el niño que adoptó secretamente la misma noche cuando murió el suyo durante el parto, es realmente producto de una maligna conspiración para traer el “anti-cristo” al mundo, colocándolo en una poderosa posición socioeconómica y política.
En The First Omen conocemos la historia de Margaret (Nell Tiger Free), una novicia estadounidense mudándose a Roma para completar su preparación como monja, trabajando en un convento dedicado a huérfanos. Margaret inmediatamente conecta con Carlita, una adolescente denominada “problemática” por las demás monjas, pero precisamente por recordarle a Margaret a si misma a su edad, intenta ayudarla. Rápidamente comienzan extraños sucesos a jugar con la mente de Margaret, llevándola a descubrir que Carlita es objetivo de una tenebrosa conspiración, tanto dentro del convento como de la Iglesia Católica, para usar jóvenes como Carlita en un maquiavélico plan que buscar provocar terror en el mundo para traerlos de vuelta a la iglesia.
Stevenson se inclina mas al horror psicológico, haciendo The First Omen más en la línea de la “Hereditary” de Aris Aster, que El Conjuro de James Wan. A eso se añade una amalgama de influencias salidas directamente de otros clásicos como “El Bebe de Rosemary”, “Posesión”, “El Exorcista”, y una sarta de momentos de “horror corporal” que me hicieron apretar la quijada más de una vez.
El horror funciona mejor cuando aquello que asusta representa algún miedo real. En The First Omen es el poder de la fe en manos equivocadas. A Stevenson no le tiembla la mano criticando la influencia de la iglesia en decidir del cuerpo de los demás, especialmente las mujeres, con una trama donde son usadas como simples envases para conseguir lo deseado.
Aunque hay dos o tres brincos repentinos de miedo, The First Omen quiere mantener su audiencia en un estado constante de tensión, culminando con un tercer acto que, si acaso algo incoherente, acelera el paso con todas las ganas de hacerte tapar los ojos al menos una vez. Inmensamente recomendada.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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