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Crítica: Furiosa es acción y venganza de alto octanaje

No se como ocurriría un apocalipsis en vida real pero honestamente espero que no sea como en las películas de Mad Max, porque, o no duraría ni un día, o me convertiría en el tipo más desajustado de la tierra, no hay punto medio. Y eso es casi el punto del director George Miller con la saga de Max Max, comenzando en 1979 con la historia de un policía buscando venganza contra la ganga que asesinó su familia.

¡Me encantó Furiosa: A Mad Max Saga! Con 79 años, George Miller sigue mejorando su cine con demente acción, adrenalina constante y motores a toda potencia rugiendo en el centro del pecho; este es el tipo de películas para las que se hicieron pantallas Imax y salas con poderosas bocinas.

En un mundo sin reglas, ¿dominaría la crueldad? Esa es la pregunta hecha al principio por la misma Furiosa (Anya Taylor-Joy), a quien conocimos en Fury Road robándose las esclavas del dictador Inmortan Joe, llevándolas a “La Tierra Verde de Muchas Madres”, de donde fue robada cuando niña, solamente para descubrir al final que ya no existía. Para seguir adelante, Furiosa tuvo que regresar al punto de partida, y conquistar la ciudadela de su verdugo, con la ayuda del guerrero de la carretera (Tom Hardy), Mad Max.

Exactamente eso hace Miller; llevándonos de vuelta al principio de la historia de Furiosa, cuya curiosidad natural la hace aventurarse en terreno prohibido, donde es secuestrada. Aun con el sacrificio de su madre, Furiosa cae bajo las garras de Dementus, interpretado por Chris Hemsworth en su nivel mas divertidamente maligno. Un líder de ganga, mitad predicador, mitad caudillo, pero 100% fuera de su mente. Un hombre completamente rendido ante la demencia necesaria para sobrevivir la nueva tierra desolada, pero arrastrando un trágico pasado, representado por el oso de juguete amarrado a su espalda.

Cuando Dementus decide intentar conquistar la ciudadela de Inmortan Joe, encuentra otro líder de guerra todavía mas desquiciado, que ha formado su propio ejército de completos devotos dispuestos a morir en su nombre. Dementus decide aceptar un premio de consolación con la “Ciudad Gasolina” a cambio de vender la pequeña Furiosa para ser otra mujer de Joe. Pero Furiosa logra escapar y, al no poder salir de la Ciudadela, pasa una década disfrazada de otro “chico de guerra” de Joe.

Entra Anya Taylor-Joy, completamente capaz de caminar los zapatos de Charlize Theron. A pesar de no tener la misma profundidad en la mirada de Theron, Taylor-Joy logra expresar el dolor en sus ojos, y la determinación de una Furiosa anhelando volver al hogar que perdió pero, sobre todo, vengar la muerte de su madre con la sangre de Dementus.

Todo eso entre emocionantes secuencias de persecución, donde exceso parece ser la motivación de Miller. Es difícil, quizás imposible, sobrepasar la locura que nos dio con Fury Road, pero Miller sabe que la verdadera gasolina de una historia son los personajes, y lo menos que falta en Furiosa: A Mad Max Saga son figuras rompiendo el barómetro de la insanidad. No solamente algunos vuelven como “Rictus Erectus”, se añaden otros, incluyendo a Praetorian Jack (Tom Burke), un mentor en la vida de Furiosa que la ayuda convertirse en la amazona postapocalíptica que conocemos.

Entre violentas escenas de combate y persecución de metal, balas y una poderosa banda sonora, Furiosa: A Mad Max Saga es una historia de tragedia griega combinada con locura metálica envuelta en una crónica de venganza, donde la humanidad de algunos logra sobrevivir el apocalipsis, ¡FURIOSAMENTE RECOMENDADA!

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