Allá para el 2007, Eli Roth era un joven, prometedor, cineasta de horror, y Grindhouse era uno de los eventos del año. Un tributo a los antiguos cines –y género- baratos, Grindhouse ofreció dos filmes dirigidos respectivamente por Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, con varios adelantos falsos. Uno de ellos fue Thanksgiving, una cinta de terror basada en la fiesta estadounidense de dar gracias.
Solamente tuvimos que esperar dieciséis años pero, es un placer decir que valió la pena: Thanksgiving es una divertida oferta de sangre, humor y viseras que no pierde tiempo para entretener su audiencia, especialmente los amantes del cine de cuchillo y, en este caso, asesinos con hacha.
Una película para ver en corillo; no va a ser lo mismo verla solo en tu hogar, esto es para gozarla gritando y riendo en una sala repleta de extraños tapándose la cara mientras pedazos humanos vuelan por todas partes.
Ocurriendo en Plymouth, Massachusetts, precisamente donde nació el día de acción de gracias, Thanksgiving comienza al final de la noche feriada, cuando el supermercado más grande del pueblo decide abrir sus puertas antes que los demás, provocando una letal estampida que cobra la vida de varios presentes. Un año después, una misteriosa figura vestida de peregrino, usando una máscara de John Carver (Uno de los peregrinos originales, y primer gobernador del estado) comienza cometer terribles asesinatos de manera aparentemente aleatoria.
Con Thanksgiving, Eli Roth no reinventa la rueda, no revoluciona nada, pero tampoco pretende hacerlo. Es un simple “slasher” a la vieja escuela, con un grupo de jóvenes como potenciales víctimas, huyendo de una amenaza imparable, sedienta de sangre, y varios decentes “kills”.
Lo mejor de todo es que Thanksgiving no abusa de su premisa, manteniéndola sencilla pero entretenida, ni sobre extiende su bienvenida, durando unos cómodos 90 minutos. Entra, grita, ríete, tapate la cara, adiós. Inmensamente recomendada.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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