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Crítica: Javier Bardem triunfa como El Buen Patrón

Entre las muchas cosas haciendo estos años un fenómeno histórico, es “La Gran Renuncia”, como se le llama a la ola de empleados renunciando a sus trabajos, buscando mayor ganancia o calidad de vida, así que el estreno de El Buen Patrón llega en adecuado momento.

Una comedia de humor negro sin escrúpulos, El Buen Patrón goza especialmente la fantástica interpretación de Javier Bardem como uno de los mejores villanos en lo que va del 2022. Bardem interpreta a Julio Blanco, dueño de Básculas Blanco, una fábrica de pesas industriales, repleto de frases trilladas y filosofía corporativa como “Somos una familia”, asegurando que los problemas de sus empleados son sus problemas. Debajo de esa aguda sonrisa, Blanco esconde la determinación absoluta de conseguir lo que quiere cueste lo que cueste.

En esta sátira social, el guionista/director Fernando León de Araona hábilmente nos lleva por una semana importante para Blanco; su compañía es finalista para “el Oscar de las basculas”, premio intensamente deseado por Blanco para completar la pared con otros galardones logrados. Pero cada día trae nuevo reto, desde problemas legales del hijo de un empleado, hasta una crisis familiar. Junto con la semana, la trama va escalando mientras Blanco navega por el mar de problemas constantes. Uno de los cuales es la protesta de un ex empleado despedido por recortes, de la cual Blanco no logra deshacerse sin importar cuantas artimañas saque de la manga.

Bardem nuevamente demuestra cuán bueno es pues su trabajo en la piel de Blanco se forma a través de miradas furtivas, pequeños gestos y cambios en tono de voz. En manos menos hábiles, Blanco seria víctima de las circunstancias, un trágico héroe, pero ni a Bardem ni a León de Araona les interesa ese camino, dejando claro la verdadera calaña del protagonista, una risa a la vez.

El Buen Patrón es una divertida, algo acida, experiencia gozando de excelentes actuaciones, buen ritmo, sorpresivos giros de trama, y un tercer acto que probablemente dejara a unos cuantos con la boca abierta, pues a este filme español no le interesa ser una historia de superación ni grandeza, más bien un espejo sucio e incómodo de una realidad constante con la que muchos hemos vivido. Inmensamente recomendada.

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