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Hay directores tan buenos, que aun sus películas “malitas” son buenas comparadas con el resto de las ofertas en la industria. Ron Howard es uno de ellos, y aunque In the Heart of the Sea no cae dentro de su mejores trabajos, como quiera está entre lo mejor que he visto en el 2015.
Basada en los hechos reales que inspiraron “Moby Dick”, la novela de Herman Melville, In the Heart of the Sea nos presenta al mismo autor “Melville” (Ben Winshaw) visitando a “Tom Nickerson” (Brendan Gleeson), el ultimo sobreviviente del barco ballenero “Essex” para que finalmente relate la legendaria crónica de naufragio. “Nickerson” se niega rotundamente como lo ha hecho toda su vida pero, la desesperación económica en que se encuentra, junto al empeño de su esposa (Michelle Fairley) de que exorcice esos recuerdos de su alma, lo llevan a soltar la increíble historia de angustia, sufrimiento y la fuerza de la voluntad humana (que bonito me quedó).
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En 1820, “Nickerson”, entonces un adolescente (el nuevo Spider-Man Tom Holland), se une a la tripulación del Essex, capitaneada por “George Pollard” (Benjamin Walker), un novato oficial que adquirió el titulo gracias al poder de su apellido. Su “Primer Oficial” es “Owen Chase” (Chris Hemsworth), un veterano ballenero que, a todas luces, debería ocupar el puesto de Pollard. Por la necesidad de sacar adelante su familia, junto a la promesa de capitanear su próximo viaje, Chase se traga su orgullo disponiendo cumplir la cuota de 2,000 barriles de aceite de ballena, el combustible más usado –por tanto valioso- de sus tiempos.
En una no-tan-sutil referencia al daño ecológico causado por la caza desenfrenada de estos magníficos animales, el “Essex” encuentra dificultades para conseguir sus presas hasta que, durante una parada, escuchan sobre un área en alta mar donde las ballenas han escapado de sus perseguidores. El problema es un supuesto ejemplar, gigantesco y vengativo contra otras embarcaciones buscando el preciado líquido.
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Al igual que su director, la mayor fortaleza de este filme es su parte técnica. La ambientación de principios de siglo pasado es perfecta, los vestuarios, junto a la fotografía de Anthony Dod Mantle, te transporta instantáneamente a esa difícil época, principios del siglo 19.
Por supuesto que los mejores momentos ocurren en alta mar, especialmente durante los enfrentamientos con la furiosa ballena que hunde fácilmente el Essex y hasta parece perseguir los sobrevivientes hasta sus respectivos destinos finales.
El elenco hace tan excelente trabajo como uno espera; Chris Hemsworth no llega al nivel de Tom Hanks o Russell Crowe, anteriores protagonistas de filmes de Howard pero, sigue siendo un buen primer actor como el frustrado “Chase” lidiando con las vicisitudes que se van presentando: un líder inexperto, un naufragio, hambre, desesperanza y muerte de compañeros.
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Dicen que “el que mucho abarca poco aprieta”, lo que le aplica perfectamente a In the Heart in the Sea. El guion de Charles Leavitt apenas da tiempo para desarrollar personajes y situaciones; en sus 121 minutos, nos lleva de una secuencia a otra a máxima velocidad sin nunca darnos espacio para asentarnos a la escena, lo que no ayuda a identificarse con lo que les está pasando. El otro lado de esa moneda es que el filme mantiene un ritmo constante que una vez comienza nunca se detiene.
Para terminar como empecé, porque así de profundo soy, In the Heart of the Sea no es la mejor película de Ron Howard pero, sigue siendo una espectacular experiencia fílmica que merece verse en salas de cine con la pantalla más grande y las mejores bocinas que puedas encontrar. ¡Ballenísticamente recomendada!
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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