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Crítica: Emily the Criminal desenmascara el sueño americano

Si les digo ahora mismo que piensen en “film Noir”, probablemente imaginarán películas en blanco y negro, calles húmedas por lluvia, y una enigmática, hermosa mujer con trago en las manos, a punto de cambiar la vida de algún reluctante héroe. Pero, como bien dijo el gran Guillermo del Toro, el verdadero espíritu del Film Noir recae en las malas decisiones de un personaje construyendo su propio destino. Para el creador mejicano, Film Noir no es una barra repleta de humo de cigarrillos, sino la revelación de los instintos más bajos del ser humano, en una sociedad rota desde adentro. Para Emily (Aubrey Plaza) es la oportunidad de finalmente conseguir su propio pedazo del pastel. O quizás el pastel completo, ¿Quién la va detener?

Aubrey Plaza deja atrás los personajes en que ha sido encasillada desde Parks and Recreations, para darnos su mejor trabajo hasta el momento como una mujer corriendo en modo desesperación, simultáneamente presentando vulnerabilidad y fortaleza, en un intenso filme sobre avaricia, amor, y supervivencia a toda costa.

Emily the Criminal comienza abajo desde su primera escena. Aprisionada por una deuda de $70,000 dólares en préstamos estudiantiles, Emily es una artista trabajando como entregadora de comida, pues un reporte criminal en su record permanente le impide conseguir mejores puestos. Cuando llega la oportunidad de hacer $200 en una hora, Emily entra a un mundo de fraude. La misión es sencilla; Emily usa una tarjeta de crédito falsa para comprar artículos caros, que serán vendidos en el mercado negro. La banda encargada de conseguir las tarjetas y los números es manejada por Khali (Jonathan Avigdori) y Youcef (Theo Rossi), inmigrantes libaneses contratando gente para la primera parte del fraude, pues en la sociedad estadounidense nadie pestañea viendo una mujer blanca comprando un televisor gigante en pleno día de semana.

Lo que pudo ser una simple aventura, seduce a Emily quien empieza escalar sus fechorías con la ayuda de Youcef, quien la ayuda hasta comenzar crear sus propias tarjetas. Pero el éxito, aun en el mundo criminal (o quizás especialmente), eventualmente la lleva a situaciones cada vez más peligrosas, donde un simple aerosol de pimienta no es suficiente para salvarla.

Debutando como guionista y director, John Patton Ford construye una odisea para Emily que bien pudo evitarse en cualquier momento, pero las ansias de salir del hueco en que vive metida, lleva a Emily hasta un tercer acto que me tuvo cortando la respiración, recordándome la ansiedad de Uncut Gems. Por otro lado, Emily The Criminal es igualmente una metáfora sobre la hipocresía del sueño americano; “trabaja duro y llegarás a donde quiera” pero, ¿Qué pasa cuando las reglas son impuestas por aquellos que no quieren compartir? Patton Ford está menos interesado en contestar esa pregunta que en presentar las medidas que una persona como Emily debe tomar para superar sus circunstancias.

Entre la magistral actuación de Plaza, y el filoso desarrollo de la trama, Emily The Criminal es una de mis películas favoritas del 2022 hasta el momento, ¡Criminalmente recomendada!

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