Yo me crie viendo cuando los estudios no perdonaban franquicias de horror haciendo huelemil secuelas para exprimirles hasta el ultimo centavo y atisbo de creatividad. No es que no suceda hoy día, especialmente con tanto servicio de streaming pero, la fórmula de usar títulos familiares para vender películas terribles y baratas era demasiado tentadora, y el resultado fue saturar el mercado y aborrecer la audiencia.
Por eso cuando anunciaron Black Phone 2, temí que fuera por el mismo camino de querer vendernos alguna chapucería, sacándole dinero extra al éxito sorpresa del 2021. Por suerte, no solamente me equivoqué, sino que Black Phone 2 da una lección de como continuar una historia correctamente.
Black Phone 2 expande la mitología de la franquicia con terror del bueno que te sube la presión, jugando con las metáforas del trauma familiar representando el terror que se hereda, del que no se escapa tan fácil, el que nos persigue porque lleva generaciones pegadas en nuestro ADN.
No lo hace tan bien como Hereditary, pero se divierte intentándolo, mientras rinde tributo a clásicos del genero como The Shinning, y Nightmare on Elm Street -tanto la original como “New Nightmare”- manteniendo la tensión en alto en todo momento hasta su desenlace.
Scott Derrickson regresa como co-escritor y director, continuando su ascenso como uno de los maestros modernos del terror, distinguiéndose con su astuto uso de cámara, cinematografía y composición de escenas para erizar la piel a cualquiera.
Su primer palo es continuar con los mismos protagonistas. Una de las características de las franquicias de horror es descartar personajes y actores de entregas anteriores pero, Derrickson deja claro que esta es la historia de Finney (Mason Thames) y Gwen (Madeleine McGraw), superando la tentación de hacer a “El Secuestrador” (Ethan Hawke) la figura principal, algo habitual de este género.
Mas efectivo aun, Black Phone 2 nos presenta las consecuencias reales de haber sobrevivido un evento tan horrible como los de la primera; mientras todos consideran a Finney como héroe por haber escapado del secuestrador hace cuatro años, el chico continúa sufriendo los estragos psicológicos, alucinando imágenes del psicópata siguiéndolo. Finney intenta adormecer sus sentidos con drogas, y constantes peleas en el patio de la escuela.
Por su lado, Gwen lidia con la realidad de sus habilidades paranormales, heredadas de su madre, quien tristemente cometió sorpresivo suicidio años antes. Pero la conexión no se queda ahí, cuando comienzan visiones de un teléfono negro sonando un área montañosa, al lado de un lago congelado en pleno invierno. ¿la voz al otro lado? La de su madre cuando tenía la misma edad de Gwen.
Los hermanos prontamente descubren que su madre trabajó como líder juvenil en un campamento religioso que fue cerrado por varios años luego de la sospechosa desaparición de tres niños. Aprovechando que el campamento reabrió con nueva administración, los hermanos consiguen el mismo puesto que una vez tuvo su madre para investigar, sin saber que las líneas del pasado los conectan con “el secuestrador” de una forma que jamás imaginaron.
Que lindo me quedó ese párrafo, yo debería dedicarme a esto.
Derrickson juega con los estilos de fotografía, cambiando entre realidad y sueño, provocando un efecto casi delirante en los momentos donde Gwen sueña con el secuestrador y sus víctimas. Adicional a eso consigue darnos sensaciones, casi se puede sentir el frio invernal rodeando los personajes, y la incomodidad se transmite a través de la pantalla, gracias tanto al trabajo detrás de la cámara, como al frente con cada uno de los actores dando decente trabajo, excepto Ethan Hawke que nuevamente se come el papel de villano, destacándose sobre el resto, encontrando nuevas maneras de ser amenazante, tétrico, espantoso, un verdadero objeto de pesadillas.
Derrickson bien pudo haber dado una repetición disimulada de Black Phone, sin embargo prefirió encontrar formas distintas de extender la historia, desarrollar sus personajes y crear nuevo terror en su villano. Nada mas por eso merece atención, pero además, por las veces que brinqué del susto y que me tuvo aguantando la respiración, ¡tenebrosamente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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