Crítica de Wrestlers: La locura de seguir tus sueños - QiiBO QiiBO

Crítica de Wrestlers: La locura de seguir tus sueños

A estas alturas, a pesar de ser un entretenimiento global capaz de llenar grandes arenas, la lucha libre sigue siendo una de esas cosas que la gente mira por encima del hombro. Y eso a unos meses que el evento Backlash de la WWE copara las noticias –tanto locales como internacionales- de un fin de semana completo.

Desde que tengo memoria veo lucha libre y tanto a esa edad como ahora a los 45 años escucho a cada rato la misma pregunta “¿de verdad tú ves lucha libre?” No es que me importe, más bien me intriga porque sigue siendo considerado por muchos como un “entretenimiento chatarra”.

Porque lo es. Y así me gusta.

El tremendo documental Wrestlers es requerido para todo fanático del deporte de las mil emociones, pero también para aquellos que nunca han visto un solo encuentro en sus vidas porque, al igual que en ese mundo, el drama es lo verdaderamente importante.

Wrestlers captura la esencia de lo que hace la lucha libre especial, tanto lo bueno como lo malo. Combinando elegantemente un estilo cinemático con una mirada intima, casi intrusiva, El director Greg Whiteley (Last Chance U, Cheer) lleva su cámara por pasillos, oficinas, y hasta hogares de estas figuras en modo que hasta algunos momentos sentí estar viendo o escuchando algo que no debería. Pero Whteley logra mantener la atención porque su enfoque siempre es el humano detrás del maquillaje y vestuario, llevándonos a conocerlos de manera tan profunda que es inevitable envolverse en el drama.

Esta colaboración de Netflix y BBC Studios construye una fascinante mirada dentro y fuera del ring de un improbable grupo de alocados persiguiendo sueños, donde los egos son más grandes que los músculos, las personalidades más estrambóticas que los vestuarios, solamente rivalizadas por las inseguridades, tristezas y traumas que, en vez de una visita a un terapista, son resueltas entre golpes, tachuelas incrustadas en la piel y gritos del eufórico público.

Whiteley nos presenta Ohio Valley Wrestling, una pequeña compañía independiente de lucha libre en Louisville, Kentucky, que una vez fue el centro principal de desarrollo para la WWE, donde se formaron grandes estrellas como John Cena, Brock Lesnar y Dave Bautista, entre otros. Pero años después que la WWE moviera su escuela a la Florida, OVW es otro remanente de la antigua manera del negocio como territorio, apenas sobreviviendo, siempre a semanas –o quizás días- de cerrar definitivamente.

En el presente, OVW es liderado por Al Snow, leyenda de la lucha libre que tuvo su mejor época en la llamada “Era de Actitud” de la WWE, justo durante la “guerra de los lunes” contra WCW. Snow es dueño junto a Craig Greenberg y Matt Jones, dos empresarios amantes de la lucha libre que llegan con sus propias ideas para arreglar las finanzas, chocando constantemente con Al, los fanáticos y el elenco de luchadores, en una cultura que no le agrada que venga “gente de afuera” a decirles como hacer las cosas.

En siete episodios, Wrestlers nos lleva a través de una temporada veraniega que determinará el futuro (si es que le queda) de OVW, cuando a Craig Greenberg, uno de los nuevos dueños, se le ocurre una gira a través del estado promocionando su evento de “paga-por-ver” llamado “El Grande”. OVW está sangrando dinero, no es sostenible. Si no reversan la situación, OVW cerrará sus puertas, terminando 30 años de existencia.

Pero la hemorragia financiera es apenas la trama, la verdadera historia es el drama constante entre la administración y los luchadores, y entre los mismos luchadores. Hay de todo; veteranos terminando su carrera (si es que tuvieron alguna) en OVW, prospectos con posible futuro, y prospectos con ningún futuro pero determinados a demostrar lo contrario. Entre ellos hay relaciones rotas y hasta toxicas, algunas sentimentales, otras familiares, como Hollyhood Haley J con su madre The Amazing Maria.

Será interesante ver si Wrestlers provoca un cambio drástico en la vida de estas personas, ya sea aumentando la audiencia, las compras de sus eventos, o llevando algunos de ellos al estrellato. O si simplemente pasa sin pena ni gloria. Lo seguro es que, pase lo que pase, vas a disfrutar de este genial documental, ¡Inmensamente recomendado!

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