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Crítica de Paws of Fury: The Legend of Hank

Una de mis series animadas favoritas cuando niño es Tiny Toons Adventures, sobre un grupo de jóvenes versiones de los Looney Tunes estudiando en la universidad Acme Acres para ser el futuro de Merrie Melodies Ahi vi las primeras referencias a clásicos como Ciudadano Kane, y, aunque no lo crean, Deliverance. En otra serie animada llamada Pound Puppies hay un episodio que básicamente replica la trama de Casablanca en 22 minutos, y ni hablar de los Animaniacs. En esa prestigiosa tradición, estrena la entretenida Paws of Fury: The Legend of Hank, un “remake” de la clásica comedia “Blazing Saddles”. Gracias a eso, Richard Pryor tiene un crédito como guionista en un filme del 2022, a pesar del pequeño detalle haber muerto en el 2005.

Audiencia más joven probablemente verá Paws of Fury: The Legend of Hank como una copia de Kung-Fu Panda y, aunque hay varias similitudes, irónicamente, padres y abuelos quizás reconocerán elementos de Fist of Fury (También llamada The Big Boss), una de las mejores películas de Bruce Lee, inmensamente influyente en el género de acción y artes marciales. Paws of Fury: The Legend of Hank no es tan buena como ninguna de esas pero, resultó un decente rato en el cine y, a juzgar por las risas constantes de los niños presentes en sala durante toda la película, una perfecta salida al cine para toda la familia.

En un universo alterno donde Japón es habitado por solamente gatos, La pequeña villa Kakamucho (si, ese es el nombre y prepárense para mucho humor de ese tipo) está haciendo atacada constantemente por bandidos y, cuando el samurái protector huye, los habitantes le ruegan al Shogun (voz en ingles de Mel Brooks, quien coescribió y dirigió Blazing Saddles) conseguirles un nuevo guardián. El problema es que el encargado de conseguirles dicho guerrero es Ika Chu (Voz en ingles de Ricky Gervais), quien quiere remover la villa para aumentar el valor de sus tierras. Ika Chu prepara un plan para simultáneamente cumplir las órdenes del Shogun y deshacerse de los residentes: asignar un perro, a quien todos los gatos odian por naturaleza. Ika Chu espera que los residentes ataquen el canino, y como atacar Samuráis es castigado con prisión, Ika Chu arrestará todos los habitantes de Kakamucho.

De esa manera, Hank (voz en ingles de Michael Cera), un simpático perro salchicha, es enviado a Kakamucho para ser el nuevo Samurái protegiéndolos de atacantes. Solo hay un problema: Hank no es Samurái. El tajonero viajó a Japón para convertirse en uno pero, fue arrestado por el delito de ser perro en tierra de gatos. Hank es un buen chico, por lo que consigue convencer a Jimbo (voz en ingles de Samuel L. Jackson), un ex Samurái, de entrenarlo para proteger Kakamucho. Ustedes pueden imaginar el resto de la historia.

Paws of Fury: The Legend of Hank es una de esas películas que sabe lo que es sin pretender otra cosa, y se divierte tanto como nosotros lanzando varios chistes sobre sí misma, aparte de mucho humor corporal al estilo de viejas caricaturas. Básicamente, si creciste con Nickelodeon, especialmente Bob Esponja, ya sabes que esperar. Paws of Fury será mayormente disfrutada por niños aunque, tiene suficiente material para no aburrir los padres y encargados adultos.

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