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Crítica de La Pecera

Dice la frase que “polvo somos y al polvo volvemos” pero es incorrecta. Nacimos del agua; líquido amniótico en el vientre materno. El agua necesaria para vivir, es también el único lugar donde Noelia (Isel Rodríguez) siente algo de alivio de su terrible dolor, pero no lo suficiente. Es igual donde primero vemos los estragos de la enfermedad invadiendo su cuerpo.

La Pecera es un poderoso drama con dos impactantes actuaciones de Isel Rodríguez y Magali Carrasquillo con una firme dirección –y fantástico guion- de Glorimar Marrero Sánchez. Es también una metáfora (o quizás símil) sobre la catástrofe del coloniaje en un país agotado, frustrado, imposibilitado de decidir su propio destino, entorpecido por intereses ajenos.

Es el 2017. El Huracán Irma se acerca peligrosamente al archipiélago de Puerto Rico. Noelia, una artista viviendo en San Juan, capital de la isla grande, sufre horribles dolores causados por un cáncer no especificado. La rebeldía es tan parte de ella como su piel, negándose a someterse ante nada ni nadie; cuando el cáncer le hace perder pelo, ella usa las hebras para crear arte. Su pareja Jorge (Maximiliano Rivas) tiene las mejores intenciones de cuidarla pero es incapaz, o prefiere serlo, de entender la posición espiritual de Noelia. Ella sabe que el final se acerca, y desea recibirlo en sus términos, no los de Jorge, ni el hospital ni la medicina.

Antes malas noticias sobre su condición, Noelia agarra sus cosas sin decirle nada a Jorge y regresa a su pueblo natal Vieques, una de las islas al este de Puerto Rico donde reencontrará viejos amigos, amores y más importante: su madre (Magali Carrasquillo), una caudillo local pasando sus días entre mantener su hogar y buscar armamento militar decomisado, dejado atrás por la marina de los Estados Unidos cuando fueron obligados a dejar la isla como lugar de practica y entrenamiento. Esa basura y su negación a limpiarla, es otro acto violento de un sistema desquitándose del pueblo que se cansó de sus abusos.

Marrero Sánchez cocina La Pecera a fuego lento, dejando que sus actores cuenten la historia con su labor. Isel Rodríguez trabaja Noelia con los nervios en carne viva, permitiendo una vulnerabilidad física y mental raramente expresada de una forma tan franca; sus emociones narrando tanto como cualquier línea de dialogo, uno de los mejores trabajos histriónicos que he visto en el 2023.

Igualmente, Magali Carrasquillo rompe cualquier corazón como una mujer peleando contra lo imposible, simultáneamente siendo una cuidadora empedernida, tanto de su pueblo como su hija. Carrasquillo demuestra que la fuerza también se expresa sin alzar la voz, sin actos físicos, sino de sentimientos. Modesto Lacén, Georgina Borri y Anamin Santiago son algunas figuras adiciones del elenco con excelente participación, probando nuevamente cuanto talento nos da esta tierra, y cuan necesarios son otros proyectos como La Pecera.

La fotografía de P.J. López es otra protagonista en La Pecera; la transformación del mundo de Noelia desde la primera escena en una ciudad sombría, gris, opresiva y cerrada, hacia la naturaleza viva, abierta y esplendida de Vieques, no solamente añade, es vital para la narrativa. La contraposición del cáncer en Noelia con los desechos militares en la tierra y el agua de Vieques exponen los efectos de un invasor no-invitado, estableciendo, usando, destruyendo sin importarle el huésped.

La Pecera es una de las mejores películas del año, magistralmente escrita, dirigida y actuada con una exquisita presentación técnica que necesita ser vista por la mayor gente posible, ¡INMENSAMENTE RECOMENDADA!

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