No todas las películas del mundo tienen que ser la cosa más grande del universo, a veces con un buen thriller que me tenga entretenido una hora y medio, es suficiente, y con eso empiezo hablando de Into The Deep, un nuevo filme de suspenso estrenando esta semana en algunos cines de Estados Unidos y alquiler digital (VoD).
Tiempo después de una tragedia marítima donde perdió un familiar, Jess (Ella-Rae Smith) continúa sufriendo episodios de ansiedad productos del síndrome de shock post-traumático. Buscando un cambio de escenario, Jess decide mudarse de su pequeña isla pero, en una fiesta playera, conoce a Ben (Matthew Daddario), un apuesto joven también padeciendo los traumas de una perdida cercana. Jess acepta visitarlo en el pequeño bote donde Ben vive pero, despierta al otro día en altamar. Aparte del obvio problema de estar en completa desventaja con básicamente un desconocido, el mar todavía le produce inmenso terror a Jess. La paciencia de Ben y su aparente comprensión de la ansiedad de Jess, logra que ella pueda relajarse lo suficiente para disfrutar la aventura, y hasta aceptar irse con él en su planeado viaje alrededor del mundo.
La cosa cambia drásticamente cuando Lexxie (Jessica Alexander) se les une sorpresivamente, comenzando un juego de gato y ratón (y gato) donde Jess tendrá que decidir quien está diciendo la verdad y en quien puede confiar.
Into The Deep toma un rato arrancar pero, una vez comienza el verdadero meollo, me tuvo en el borde del asiento hasta su resolución. La directora Kate Cox logra colocar las piezas del juego de manera apropiada, y la experiencia fílmica perfectamente ok para disfrutar, y tratar de adivinar quien miente y quien dice lo real. Into the Deep es una de esas películas que no volara la cabeza de nadie pero aquellos que se envuelvan en la historia, tendrán un buen rato para asustarse, aguantar la respiración esperando la revelación final.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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