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Crítica de Aquaman and The Lost Kingdom

El Universo Expandido de DC ha muerto, larga vida al Universo Expandido De DC. Bueno, al menos duró unos 10 años, más de lo que la mayoría consigue (¿recuerdan el Dark Universe de Universal Pictures?), y dejó consigo una estela de controversias, peleas en redes sociales, incontables videos de opiniones y lo que, espero, sean lecciones para intentos futuros, incluyendo el próximo Universo de DC producto de James Gunn y Peter Safran.

La estacada final es Aquaman y el Reino Perdido, perfecta representación de todos los problemas actuales del genero de superhéroes, con algunas de las esperanzas que le quedan. Lo primero es una incoherente, rebuscada historia que nunca logra conectar con su audiencia, lo segundo es un elenco carismático con ganas de hacerlo lo mejor que puede, y un decente balance de acción y humor, aparte de geniales diseños de producción (extrañaré el maravilloso vistazo a Atlantis, mucho mejor que la aburrida, sobria versión que nos dio la Talokan de Marvel Studios).

Cinco años después de la primera, Arthur Curry (Jason Momoa) está asentado como Rey de la Atlántida, compartiendo su tiempo entre las tediosas labores políticas y su familia en tierra, incluyendo un hijo con Mera (Amber Heard). Durante ese tiempo, David Kane, mejor conocido como Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II), ha estado buscando maneras de aumentar su poder, con la ayuda del Doctor Stephen Shin (Randall Park).

La búsqueda los lleva a encontrar el reino perdido de un antiguo Rey, donde adquieren un tridente negro que posee la habilidad de poseer a quien lo toque con la energía del Rey, quien desea regresar a la vida para conquistar Atlantis. Junto con el tridente, adquirieron viejas máquinas de guerra que usan un tipo de combustible que fue decomisado debido a su capacidad contaminante, la cual ahora está empeorando el calentamiento global. La amenaza es tan terrible, Arthur se ve obligado a buscar la ayuda de quien fue su peor enemigo: Orm (Patrick Wilson), su medio hermano y anterior Rey de Atlantis.

Aquaman and The Lost Kingdom es una entretenida secuela, con suficiente acción y humor que disfruté de principio a fin, especialmente porque Jason Momoa y Patrick Wilson se gozaron la última aventura y hacen el esfuerzo para uno gozarla con ellos. Sus escenas juntos son las mejores de la película, especialmente cuando vemos a Orm lidiando con el mundo fuera del mar. Al igual que la primera, pero con menos éxito, el director James Wan combina distintos estilos en The Lost Kingdom, siendo “comedia de dos amigos disparejos” con Arthur y Orm, destacándose.

Habiendo dicho eso, Aquaman y El Reino Perdido es de esas películas que me gustan pero tampoco perderé tiempo defendiendo; esta chévere, me reí, me entretuve, la considero simpática pero ya. No culpo a nadie que no le haya gustado, y dudo mucho que exista alguien que genuinamente la vaya a considerar “la mejor” película de superhéroes.

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