Se ha terminado una jornada, no la lucha, quede claro. Esta no se acaba. Falta mucho por recorrer. Hoy frente al país siento que hay luz al final del tunel. No todo está perdido. Sin embargo, esta lucha hacia la inclusión y la equidad estuvo plagada de mezquindades de todo tipo. Aquellos, por ejemplo, que desde su credo pretendieron y pretenden que estemos obligados, todos los ciudadanos, a regirnos por su credo. Credo excluyente, discriminatorio, inmisericorde, que promueve la desigualdad. Esquivando no solo al Estado Laico, sino lacerando aún más la cada vez más borrosa fisura entre la Iglesia y el Estado. Separación que vino a salvaguardar la libertad de culto. Pero que ahora la libertad de culto quiere imponerse desde el Estado para todos los ciudadanos.
Curioso que cuando se le increpa al sector religioso que desista de recibir exenciones y aportaciones económicas del gobierno para sus proyectos, que alegan son obra social, pues se niegan también a eso. Entonces, o se asume que la libertad de culto está en un estado laico y no en una teocracia, o sino no recibes ningún tipo de beneficio económico de parte del Estado para que impongas la discriminación sin cumplir con la ley. Es que las contribuciones de todos no pueden estar llegando a sectores que pretenden seguir excluyendo y estigmatizando a un sector de la sociedad.
Desde 1973 se dejó establecido, basado en evidencia científica, que la homosexualidad no es un trastorno mental para que se sigan levantando voces, como las del Rep. Waldemar Quiles (Partido Nuevo Progresista) que haciendo alusión a la comunidad a la que se protege con los proyectos PS 238 y PC488 llamó a los mismos como unos: malos, torcidos y perversos.
Están los que dicen que creen en la equidad pero lo único que hacen es entorpercer el camino a la comunidad LGBTT. Es que de la boca para afuera es fácil, pero difícil asumirse valiente frente a un país, sino pregúntenle a Brenda López de Arrarás quien es vicepresidenta del Partido Popular Democrático y quien preside en la Cámara de Representantes la Comisión de la Mujer y la Equidad; o pregúntenle a la Sen. Rossana López quien preside comisión en el Senado de Derechos Civiles. Ninguna de las dos levantó su voz ni a favor de la equidad, ni de los derechos civiles ni de las mujeres de la comunidad LGBTT.
También se levantaron los que empiezan cada oración diciendo: “tengo amigos gays, los amo, pero.” Y pretenden que estos se queden invisibilizados en el clóset para siempre. Así lo hizo el Sen. Ángel “Chayanne” Martínez, quien contó cómo el discrimen hacia sus “amigos” gays se lo buscaron ellos mismos por ser abiertamente gays. Como si la bondad de alguien se midiera por el miedo al Otro frente a las propias miserias. A esos les digo que yo también tengo amigos gays, y quiero que tengan los mismos derechos que yo. Que si está mal que me discriminen, está mal que los discriminen a ellos. Que si algo es bueno para mí, es bueno para ellos. Y si algo es malo para mí, también es malo para ellos.
Y ni hablar de los que toman de excusa a Pedro Julio Serrano, u otros líderes, para no solidarizarse con los MILES de ciudadanos de la comunidad LGBTT que todos los días sufren en carne propia el desdén y el desprecio de la prepotencia y arrogancia de muchos otros ciudadanos.
Los derechos son de todos, no de algunos. Seguir permitiendo una sociedad excluyente genera más desigualdad, violencia, maltrato. No se puede seguir permitiendo la arrogancia de algunos que se posicionan por encima del resto de los ciudadanos esto es completamente inaceptable.
Roma no se hizo en un día, falta mucho camino para construir una sociedad más justa y más respetuosa, más equitativa. Sin embargo, hemos dado un paso al frente hacia la equidad con la aprobación de estos dos proyectos. Ahora falta que salgan hacia la Fortaleza y que el gobernador los firme. Si el gobernador Alejandro García Padilla firma ambos proyectos Puerto Rico será un poco mejor.
Ya no trabaja de bibliotecaria, fue aprendiz de socióloga y piensa en voz alta en la sección de PUERTO RiiCO en QiiBO.com
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