En estos días he estado viendo un documental de OJ Simpson y dijeron algo que resonó mucho conmigo. En los ’60, mientras las luchas por los derechos civiles estaban en su mayor apogeo, muchos líderes negros se acercaron a OJ para que se sumara a la lucha y él siempre se negó porque “él no era negro, él era OJ”. Mientras leía los comentarios sobre la protesta y el tapón de la mañana por las manifestaciones ayer en las redes sociales eso fue lo único que vino a mi mente. Que poco nos identificamos las mujeres con nuestra desigualdad, qué bien educadas estamos a pensar que si estamos calladas, sumisas y devotas, mejor. Que si voy a llegar tarde al trabajo o los nenes llegarán tarde a la escuela (como si no llegaran tarde en otros días y a veces por cosas como que el muchachito se durmió en la bañera por la mañana) o la temida cita médica en la que de todas formas tendrás que esperar horas porque por este mismo silencio cómplice cada día hay menos doctores.
Me esperaba la lloraera de algunos macharranes, me dolió la femenina. Lo más que me dolió es que en varios comentarios leí que aquí no estamos tan atrás, que las luchas sobre los derechos de las mujeres pertenecen a países musulmanes. Por eso bien dijo Beauvoir que el éxito de los opresores se debe a los cómplices que tiene entre los oprimidos.
Mujer, tu fuiste a ese trabajo hoy, votaste en las elecciones y llegaste a la fuc**ng universidad, porque hace años mujeres pusieron hasta BOMBAS en los buzones de la calle. Bombas. Me imagino a la burguesía en el “lloripari” de que no le llegaron las cartas. Esas mujeres hasta se tiraron frente a caballos, ¡se sacrificaron, literalmente! para que tú te quejes montadita en tu carro de que llegarás tarde a la oficina. La razón de la Conmemoración en el día de ayer es que a unas mujeres LAS QUEMARON VIVAS dentro de una fábrica por pelear para trabajar solo 10 horas al día y tener “breaks” de almuerzo. Tus derechos no existían hace 100 años atrás. Tú único derecho era quedarte en tu casa, parir muchachos y prepararle la cena a tu marido, y si él te pegaba era culpa tuya también porque en algo debías estar fallando y ¡ay! de ti si tenías aspiraciones o si eras “rebelde”. Ahí podían hasta matarte. Ojo, esto pasa todavía aquí y ahora. ¿Cuántos hombres no matan a mujeres porque “si no eres mía no eres de nadie”?
¿Por qué nos conformamos con ser las casi casi ganadoras como en Tío Nobel? Una cintita de participación y pa’ tu casa. ¿Por qué tratamos nuestros derechos como si fueran un privilegio? Mientras sigamos tratándolos de esta manera y no entendamos la diferencia entre ellos, el progreso se hace cuesta arriba. Nos van a seguir vendiendo una “igualdad” a medias y lo que no es igual, es ventaja.
Me pregunto si estas mujeres saben que a ellas les pagan hasta 20% menos por hacer exactamente el mismo trabajo que un hombre. Si las mujeres internalizaron que son menos y lo aceptan y pelean contra mujeres que luchan por los derechos de todas, ¿para qué hay que ofrecerles más? ¿Alguna vez se han preguntado por qué es un tabú hablar sobre salarios entre compañeros de trabajo? ¿Cuántas sienten que hacen todo el trabajo y a la hora de promover a alguien termina siendo un hombre? ¿Quiénes han sentido que en donde trabajan o entre sus amistades hay un “boys club” en el que no respetan a las mujeres? Si ustedes piensan que eso es igualdad, mano, saquen cita con el psiquíatra.
Me pregunto si alguien les ha dicho que si alguien algún día les hace daño, no es justificable simplemente porque llevaban faldas cortas, o se dieron par de tragos de más o estaban caminando sola. Que no es cierto que “tú te lo buscaste”. No importa cuanto te lo digan, eso no es cierto. Eso es solo un prejuicio internalizado que sacamos a pasear a cada rato, y lo peor, de mujer a mujer.
Yo no pude ir a marchar, pero me solidaricé con las mujeres que sí lo hicieron, me puse rojo y no compré. Porque la lucha de la igualdad tenemos que pelearla juntas desde donde sea que estemos. Ese tapón que a ustedes les incomodó tanto, fue parte de un evento mundial. Cientos de personas llegaron tarde y muchas otras mujeres no fueron a trabajar porque ese era el punto, demostrar nuestro valor. Vamos a abrir la mente, vamos a cuestionar y crecer. ¡Despertemos!
Gracias a las que no se conforman con ser las “casi casi ganadoras” y van por todo, porque ese es nuestro derecho, ¡Coño! Gracias porque por ustedes algún día podremos celebrar en plena igualdad.
Fanática del cine, fashion y Real Madrid. Amiga de merengues y 2 o 3 culés que se han colado. Se ríe bien duro, ha ganado múltiples galardones en Rock Band, odia hablar de ella en tercera persona y hacer biografías.
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