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Las tres pruebas de la estupidez del pueblo

Nota: QiiBO.com no se solidariza con los comentarios en este escrito. La opinión es solo de su autor. Esta columna es parte de nuestra sección #FueraDeLugar, su nombre lo dice todo.

Mi último Fuera de Lugar, deja de lado mi estilo directo, para verificar mi teoría de que si escribo algo sin atacar, apuntar, presionar o señalar, nadie (o muy poca gente) lo lee, y lo peor, nadie lo comparte, haciendo decrecer mi fama internacional. Ha quedado demostrado, que hay dos maneras de que la gente me siga: o disfrazándome de Jay Fonseca para escribir exactamente lo que la gente quiere oír, tantas veces, que al final quedan convencidos de que todo lo que digo es lo que ellos piensan; o me disfrazo de mi mismo y les digo que, en general, son todos unos imbéciles.

Y es que la estupidez es patrimonio universal. Hay tontos en las universidades, entre los periodistas, un número casi infinito en la policía, pero donde ultimamente crecen como el moho sobre el pan humedo es entre la plebe de los países occidentalizados. Tengo pruebas. Sólo hagan lo que yo les digo, ya mi abuela me dijo que soy un lider innato. No me pidan que predique con el ejemplo, yo soy un lider intelectual no un soplapitos de manifestación. No me voy a manchar las manos con sangre, pero estaré encantado de usarla como tinta.

Háganse respetar carajo. El Tribunal Supremo les ha dictado una sentencia en contra de los derechos de los homosexuales, que empieza con un DISCLAIMER avisando que las sentencia no va a ser simpática. Ya el mero disclaimer es como llamarles imbéciles en la cara, pero en definititva, lo que el órgano judicial máximo de la Isla les está diciendo es que, en base a su interpretación del derecho creado por los mismos políticos que les eligieron a ellos, (a su vez elegidos por los imbéciles que mencionaba antes), va a tomar una decisión que no le va a ser “simpática” al dueño de la soberanía: el pueblo… Pero, ¿Qué hace el pueblo? Pues una manifestación pacífica. Pero diganme, a lo largo de la historia, ¿en qué revolución pacífica se ha obtenido un triste derecho civil?. Pues nada, todos con banderas arcoiris y cantando el “It’s reinin men”. Aleluya. Después de esto sale García Padilla con la contradictio in termini de “que defiende los derechos de los gays, pero que está en contra de su matrimonio”. La verdad, me caía mejor Fortuño, al final siendo un capullo, todo el mundo sabía de que pata cojeaba, y no se andaba con ambigüedades.

De este párrafo sacamos las tres pruebas de la estupidez de la chusma.

Primera prueba: les han convencido de que los elijan, para tomar decisiones en su nombre por medio de un sistema oligárquico que ahora llaman democracia indirecta, que suena como que más cool. Eso si, las reglas de este sistema son reguladas por los políticos mismos y su única responsabilidad es que los remuevan a los cuatro años, ya que ellos mismos nombran a los jueces que controlaran sus desmanes. No se puede ser más imbéciles.

Segunda prueba: cuando la oposición a una decisión de la oligarquía es notoria, les han convencido para protestar pacíficamente, si no, son unos exaltados antidemocráticos que serán repudiados por los miembros de la sociedad “respetuosos de la ley”, o sea, los pendejos. Eso sí, estas protestas pacíficas, serán vigiladas por miembros uniformados del propio pueblo, que son contratados por los oligarcas, que por un salario un poco más digno que estos mercenarios del gas pimienta, previenen cualquier tipo de arrebato que corra fuera de los cauces de la protesta pacífica. Y todos tragan… Imbéciles.

Tercera prueba: Pese a todo lo anterior, siguen anestesiados con dos palabras: democracia y constitución, y son tan lerdos, que en las siguientes elecciones, les convencen de que hay que ir a votar, para ejercer la democracia. Pero la ineptitud de la plebe es tan grande, que no se dan cuenta que los políticos les animan a ir a votar para usar sus papeletas como arma de legitimación de sus decisiones, independientemente de lo que sean o no las prometidas en su programa electoral.

Pues ya saben, si quieren hacerse un favor a si mismos, y parecerse un poquito más a mi y a los seres de mi planeta: quemen un par de carros, no le hablen a los policías y coño… no voten, que les están dando la razón.

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