The Wolf of Wall Street es el mejor viaje

Creo que todavía me estoy recuperando de The Wolf of Wall Street, la nueva colaboración entre Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio. Basada en la historia y libro homónimo escrito por Jordan Belfort, esta es una película de excesos en todo, desde el elenco, sexo y uso de drogas hasta las tres horas de duración de la misma. Lo bueno es que estos excesos y actitud de “larger than life” están tan bien hechas y tienen tan buen ritmo que no te cansas. The Wolf of Wall Street es una mirada al mundo de Wall Street desde los ojos de un joven que lo quiere todo aún cuando haga daño a los demás en el proceso y quien terminó siendo acusado de crímenes de fraude y cuello blanco. Como el mismo Belfort dice sobre sus clientes “su dinero estaba mejor en mis bolsillos, yo sabía gastarlo mejor”.

The Wolf of Wall Street empieza con un joven Belfort llegando a donde se pelean los osos y los toros con esa inocencia clichosa que caracteriza a los personajes que eventualmente darán un giro a la izquierda y se convertirán en degenerados. En su primer día de trabajo Matthew McConaughey (súper loco y flaco, probablemente estaba grabando Dallas Buyers Club) le enseña al pobre DiCaprio qué necesita para triunfar en Wall Street y la vida, y eso no incluye hacerle dinero a sus clientes. De ahí en adelante empezamos a irnos por un hoyo junto al protagonista, a quien se le une Donnie Azoff (Jonah Hill con unos dientes de caballo), por un mundo donde no existen los límites y nada es suficiente: mujeres, drogas, enanos, alcohol… todo es un exceso. ¿Cómo sabes cuando parar si lo puedes tener todo? ¿Cómo asignas el valor a las cosas? Fácil, nada lo tiene.

Esta película no es una de redención, pero si una que sigue la tendencia común de que simpaticemos con el anti-héroe. El personaje de Jordan Belfort no está diseñado para caerte bien por sus acciones, sino que por sus situaciones no me paré de reír en toda la película. Aunque sabía que eventualmente le tocaría pagar por todo lo hecho, durante dos horas y media la pasas muy bien con un tipo bien listo y su banda de strattonites alcahuetes.

Leonardo DiCaprio da una excelente actuación como el Wolfie y va llevando a la audiencia por la historia a través de voiceovers y rompiendo la cuarta pared. Con su sonrisa, personalidad y manera de venderle hielo al esquimal te mantiene pegado a la pantalla. Hasta cierto punto, somos sus víctimas también. Deliciosamente inescrupuloso, este es el amigo que te lleva a una fiesta y regresas a tu casa al otro día a las 5:00 pm con muy poca idea de lo que pasó. Aún después de hacer todas sus fechorias, el verdadero Jordan Belfort es hoy en día un autor y conferenciante motivacional. O sea, hay personas que todavía le creen lo que dice lo que solo da fe de su poder como vendedor. Jonah Hill como siempre es un tremendo sidekick y alimenta la euforia de DiCaprio a cada momento.

 

Scorsese hace una película muy divertida que se tiene que ir moviendo muy rápido. The Wolf of Wall Street es como el Goodfellas de Wall Street, pero definitivamente no aguanta ese paso. Es necesario que para que las personas estén tres horas sentadas en una película los vayas pasando de high en high como un adicto buscando su próximo hit, al igual que los protagonistas.

Esta fiesta interminable no es para todo el mundo. Aquí no hay términos medios, si te gusta te encantará y si no te pararás antes de que llegues a mitad de la película. Yo la vería de nuevo. Como pueden leer, esto no es una película familiar.  The Wolf of Wall Street estrena hoy día de Navidad en los cines de Puerto Rico.