La Segunda Guerra Mundial tuvo sin duda muchos héroes. Algunos son adulados por la historia, otros no tanto. The Imitation Game trata con uno de los menos conocidos, Alan Turing, quien logró descifrar la máquina, Enigma, una herramienta de comunicación nazi que para aquel entonces era imposible de descifrar.
Luego de un robo en su casa, la tortilla se vira para Turing quien es entonces acusado de homosexualidad, un crimen bajo la ley inglesa. Turing entonces intenta contar la historia de cómo -en pocas palabras- salvó al mundo al descifrar con ayuda de su máquina (la tatarabuela de la computadora) el código de comunicación alemán que permitía los ataques a lo aliados.
Lo curioso es que a momentos The Imitation Game se siente exactamente como Enigma. Te envuelve, pero es difícil de descifrar, tienes que prestar atención cuando el mismo Turing dice al investigador que lo entrevista que escuche cuidadosamente a la historia que le va a contar. Para esta reseña tomé el consejo de Turing y veo la película por lo que es, un excelente estudio de uno de los sucesos definitivos de la vida de una de las personas más importantes de la historia moderna.
Morten Tyldum hace un trabajo de dirección enfocado en la historia principal, pero a la vez entiende que tiene en sus manos a un personaje que pocas personas conocen. Para resolver esto, entra a varias instancias de la vida de Turing que sirven como subtramas y “flashbacks” para de alguna forma complementar la historia que presenta. Tyldum entonces va por estas instancias de la vida de Turing de una manera rápida para contestar algunas preguntas que surgen del filme, pero crea otras interrogantes para quien quiera un estudio más profundo de la vida de Alan. Aunque no le quito nada de mérito a The Imitation Game, me encantaría ver una película mucho más completa sobre su vida.
No hay mucho más para describir a Benedict Cumberbatch que decir que es absolutamente genial. Hemos visto su poder histriónico en papeles profundos como Khan y Sherlock interpreta a Alan con la profundidad de un hombre confundido que definitivamente sabe que está adelantado a su tiempo, pero no puede hacer más. Alguien que tiene aún más secretos que Enigma, pero que como bien se titula la película, tiene que imitar a quienes le rodean para evitar unas consecuencias que tarde o temprano se encontraron con él (injustamente). Esto es claro en la relación que tiene con Joane Clarke (Keira Knightley) ya que ella es la única que entiende lo que le pasa y con quien puede ser franco. Tanto él como Keira Knightley y Mark Strong dan unas interpretaciones fuertes con una gran química y pasión que sobrepasan expectativas.
Les recomiendo The Imitation Game por sus espectaculares actuaciones y porque todos deberíamos saber más de Alan Turing. No porque nos salvara de los Nazis, sino porque es por él (en parte) que hoy puedo escribir esta reseña y subirla instantáneamente. Salí de la sala preguntándome qué sería de la tecnología hoy si Alan hubiese vivido 10 años más. Si Inglaterra no hubiese pensado que la homosexualidad era un crimen. Lamentablemente, The Imitation Game no llega a esa profundidad con un corto epílogo al final, pero al menos enciende la máquina.
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Fanática del cine, fashion y Real Madrid. Amiga de merengues y 2 o 3 culés que se han colado. Se ríe bien duro, ha ganado múltiples galardones en Rock Band, odia hablar de ella en tercera persona y hacer biografías.
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