Cuando anunciaron que Sam Raimi dirigiría Doctor Strange in the Multiverse of Madness, presumí que necesitaban el director de Spider-Man y Spider-Man 2, especialmente luego de ver Spider-Man: No Way Home, tan alimentada por el trabajo del “auteur” en la original trilogía arácnida. Para –positiva- sorpresa mía, el Raimi que buscaban es el de Evil Dead 2, Army of Darkness, y Drag me to Hell. Si tengo una queja constante del Universo Cinemático de Marvel es que la mayoría de las producciones son cuasi idénticas pero, Multiverse of Madness es indudablemente una película de Sam Raimi, con mucha más libertad de la que esperaba para satisfacer sus mejor –y peores – manías. No se cuantos se sentirán como yo pero, Doctor Strange in the Multiverse of Madness fue un festín como amante de la trayectoria del Raimi de horror, así que espero que esto sirva para que audiencias jóvenes se interesen por sus previos trabajos más allá de capas y trajes ajustados.
Doctor Strange in the Multiverse of Madness es lo más cercano a un historia de horror que hemos visto hasta el momento en el MCU, con Raimi utilizando todos sus artilugios fílmicos posibles para producir y mantener tensión, hasta donde mayor pudo dentro de la categoría PG-13, con varios momentos incluso rozando la línea de lo siniestro. Las mejores películas del MCU son aquellas donde el sello del director se nota completamente, como Guardians of the Galaxy, y Raimi logra establecer firmemente su marca, aun dentro de “la Formula Marvel”, ayudado por un emocional trabajo de Elizabeth Olsen, imaginativas formas de presentar las habilidades de sus personajes, y una fantástica banda sonora por Danny Elfman.
Revelando lo menos posible, Doctor Strange in the Multiverse of Madness es simultáneamente una secuela de Doctor Strange (2016) y el verdadero final de WandaVision, la primera serie de Marvel Studios en Disney Plus, donde vimos a Wanda Maximoff (Olsen) convertirse en la mítica Bruja Escarlata, luego de haber aprisionado una ciudad completa dentro de una fantasía con Visión (Paul Bettany) y los dos hijos de ambos, terminando en exilio voluntario como semi-castigo, mientras continua aprendiendo controlar sus habilidades. Por su lado, Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) sigue sufriendo las consecuencias de las decisiones tomadas durante la Guerra del Infinito, incluyendo pero no solamente, haber perdido su título como “Hechicero Supremo”, ahora llevado por Wong (Benedict Wong).
The Multiverse of Madness comienza figurativa y literalmente corriendo; América Chávez (Xochitl Gómez) es el único ente capaz de brincar voluntariamente entre universos, poder que todavía no logra controlar, manifestándose en momentos de terror. La adolescente llega al universo de Strange siendo perseguida por una criatura queriendo absorber sus poderes. Luego de salvarla y enterarse de la situación, el buen doctor decide que Wanda es la única que podrá ayudarlos a comprender la habilidad de América, para así derrotar la implacable fuerza queriendo doblegar el multiverso a su voluntad.
El Multiverso llegó para quedarse. Si antes no era suficiente con que cada película de superhéroes fuera una batalla para salvar el mundo, ahora no solamente el sistema solar o la galaxia, ahora son todos los universos habidos y por haber. Esa es la parte donde esta película de Sam Raimi deja de ser una película de Raimi para dejar claro ser parte de la franquicia más exitosa de los últimos 10 años. Habiendo visto la maravillosa, ingeniosa Everything Everywhere All the Time, es una dulce fantasía soñar lo que Raimi hubiera podido hacer en Doctor Strange in the Multiverse of Madness sin haber estado atado a lo que se ha hecho y lo que quieren hacer en Marvel Studios. Pero, así como está, de todos modos disfruté lo mucho que trabajó para hacerla lo más suya posible, no solamente durante los momentos de puro caos mágico, lanzándonos a través de distintas versiones del Multiverso, sino también las entretenidas escenas de acción, y especialmente las secuencias aprovechando su experiencia como maestro del terror.
Nada de eso importa si a la audiencia no le importan los personajes. Luego de 6 años interpretándolo, Cumberbatch es retado para llevar a Strange a nuevos niveles, mayormente lográndolo, y Wong es tan agradable como siempre. Gómez cae simpática como América, aunque su personaje recibe menos desarrollo del que hubiera querido. Elizabeth Olsen carga exitosamente con el mayor peso emocional, dando algunos de los momentos más sentimentales de la franquicia, recordándonos porque es una de las mejores actrices de su edad, aunque una película de superhéroes no sea el mejor vehículo para ello.
Fue un agradable descubrimiento ver cuán libre Marvel Studios dejó ser a Sam Raimi jugando en su patio, incluyendo hasta la escena final. Disfruté el viaje por el Multiverso de la locura, mayormente gracias al trabajo de Olsen y Cumberbatch, pero especialmente viendo a Raimi ser Raimi en el 2022. Altamente recomendada.
PS: Hay una secuencia después de los primeros créditos y otra al final de estos.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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