¡Tierra a Zoolander, bienvenido al 2016! Luego de 15 años de espera, Ben Stiller vuelve a personificar el modelo más ridículamente hermoso, Derek Zoolander. A diferencia de su antecesora que no fue muy exitosa en el cine, pero se convirtió una película de culto por sus críticas y mofa hacia el mundo de la alta moda y sus prácticas excluyentes, Zoolander 2 es una película por la que estábamos esperando. La primera tenía tantos “one-liners” memorables y un nivel de ridiculez tan alto que había muchas expectativas para esta segunda parte.
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Zoolander 2 se desarrolla 15 años después de la primera parte, donde nos encontramos a Zoolander y Hansel (Luke Wilson) viviendo como ermitaños luego de que un trágico accidente los forzara a retirarse de las pasarelas para siempre. Les ha pasado lo que toda celebridad teme -más que la muerte- ambos son irrelevantes. En esto llega Billy Zane con una propuesta de la diseñadora Alexanya Atoz (una irreconocible Kristen Wiig) para que vuelvan a las pasarelas. De ahí en adelante es donde pienso que los libretistas dijeron “¿qué es lo más ridículo que pueden estos hacer? Pues vamos a hacerlo y súbele 10”. Además de “búscate los contactos de todos los artistas de Hollywood, porque todos tienen que salir”.
El que vaya esperando que Zoolander 2 sea algo más que una película ridículamente ridícula, va a salir decepcionado. Si te gustó la original hay una gran posibilidad que te guste la segunda. Los chistes grandes se mantienen con un buen ritmo y hay cameos de TODO el mundo, algunos mejores que otros. Mugatu es nuevamente genial y es gracioso que el villano sea el único ligeramente cuerdo y en contacto con la realidad de lo ridícula que es la industria para la que trabaja. Me hubiese gustado ver más de Atoz, pero en su momento entienden por qué ella no es tan relevante.
Donde Zoolander 2 se cae es en que debió salir hace como 12 años. Stiller y compañía fallan en incorporar en el libreto más de lo que es el mundo de la moda y social media ahora. Lo que en el 20o1 era una industria mucho más elitista y cerrada se ha democratizado (hasta cierto punto) en la última década. En esos días no había Instagram, pero ahora una nena de 16 años puede tener 2 millones de seguidores y ser más modelo que Derek. La imposibilidad de entrar a ese mundo de modelos era lo que hacía de la primera una mofa tan efectiva. Incluso, su misión de matar al ministro de Malasia por querer acabar con la labor de niños para la confección de la ropa era bastante on point. En esta segunda parte hay burlas de la cultura negativa hipster, social media en general y el culto a la eterna juventud, pero no tan bien cuajadas como la primera. Hay tantas sub-tramas que se pierden oportunidades de desarrollar.
Zoolander 2 apuesta a la fidelidad que le tenemos a sus personajes y sus estupideces y construye una película bastante graciosa alrededor de eso. Me reí mucho, pero porque fui con las expectativas correctas. Dejen su cerebro en la puerta, vayan a pasarla bien viendo a estos Mamba Majambas.
Fanática del cine, fashion y Real Madrid. Amiga de merengues y 2 o 3 culés que se han colado. Se ríe bien duro, ha ganado múltiples galardones en Rock Band, odia hablar de ella en tercera persona y hacer biografías.
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