De todos los géneros de cine hay dos que trato de evitar: las que me hagan llorar y los musicales.
Los primeros porque para llorar tengo mi vida y los segundos porque me hacen llorar contando los minutos para que se acaben. Solo hay dos excepciones: una que admito sin problemas (Chicago) y el otro que admito solamente después de tortura (No, no les voy a decir).
Empecé a ver The Prom preguntándome si se convertiría en la tercera excepción.
La respuesta sencilla es no
La respuesta más complicada es esta reseña.
The Prom es la adaptación fílmica de un musical basado en eventos reales ocurridos en Mississippi durante el 2010, cuando una fiesta de graduación fue cancelada cuando una joven quiso asistir acompañada de su entonces novia. La noticia se volvió viral provocando que varias celebridades, incluyendo la banda de rock Green Day, viajaran al conservador estado para auspiciar un segundo baile que la pareja pudiera asistir sin problemas
Es una fantástica historia que definitivamente merece ser contada…por una mejor película.
The Prom es dirigida por Rayn Murphy creador de Glee, American Horror Story y prácticamente la mitad de la televisión que vemos hoy día (ese tipo no duerme) en otro de su proyectos exclusivos para Netflix. Se nota que es una historia personalmente importante para Murphy que deposita en ella todo su talento para lo visual pues The Prom es una explosión de colores, energía, música, y valores de producción, a la que le inyecta una buena cantidad de su reconocible personalidad.
Estoy seguro que The Prom le encantará al público que está dirigido y no hay ningún problema con hacer un producto hecho para una audiencia específica pero, cuando se trata de un tema tan urgente como la aceptación a la comunidad LGBTQ+ quizás hacía falta alguien con mayor sutileza.
La historia detrás de The Prom es grandiosa no solamente porque trata sobre una comunidad virtual unida por una causa justa, pero también nos recuerda cuan dolorosamente difícil es para jóvenes gay vivir su verdad en lugares fuertemente conservadores. La historia principal debía ser esa.
En su lugar, The Prom gira mayormente alrededor de sus protagonistas; Barry Glickman (James Corden), Dee Dee Allen (Meryl Streep), Angie Dickinson (Nicole Kidman) y Trent Oliver (Andrew Rannells), cuatro actores en la bajada de su carrera que deciden recuperar su relevancia viajando a una pequeña ciudad de Indiana donde Emma (Jo Ellen Pellman) combate la injusta decisión de la Junta de Padres de cancelar el Baile de graduación, solamente porque ella quiere llevar su novia secreta.
El cuarteto es una personificación de estereotipos sobre famosas celebridades; arrogantes, soberbios, egoísta y egocentristas. En manos hábiles, como decir un Mel Brooks de la vida, este grupo pudo ser una astuta sátira del mundo del entretenimiento, las vanidades y superficialidades por las cual se le acusan constantemente, y las contradicciones cuando se envuelven en luchas sociales.
El problema principal es que Murphy no tiene la habilidad para nivelar estos personajes, por lo que irónicamente terminan siendo tan desagradables como presentan el guion, y para cuando llegamos al tercer acto es difícil perderles el mal gusto.
Por su lado, Emma es fácilmente agradable y el trabajo de Pellman –nada fácil enfrentarse a leyendas del cine como Streep y Kidman – logra darnos el único personaje genuinamente queremos que triunfe.
No puedo decir que The Prom sea una mala película pero cuanto te guste depende de tu atracción hacia los musicales, y especialmente al estilo de Murphy. Es probable que, si te gustaba Glee, te guste The Prom.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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