De cantazo y sin preámbulos tengo que decir que Sicario: Day of the Soldado es la mejor secuela que he visto en mucho tiempo. Es exactamente lo que quería, pero no necesariamente lo que me esperaba. Supongo que el simple hecho de que fuese escrita por Taylor Sheridan y contara con el regreso de Benicio del Toro debió haberme quitado cualquier preocupación antes de entrar a la sala. No lo hizo, y por eso, pido perdón.
Empecemos con Sheridan, quién está en el mejor momento de su carrera y ha más que demostrado su capacidad como escritor. Sheridan comenzó como actor de reparto (mayormente trabajando en series televisivas), pero su nombre no recibió el aclamo que tiene ahora hasta el 2015, cuando salió la primera entrega de Sicario. Llámale suerte si quieres (con la ventaja de saber cómo evolucionaría, yo le llamaré bien merecido) pero el hecho de que su primer guion producido fuese dirigido por el wunderkind actual de Hollywood, Denis Villeneuve (quien igualmente lleva un tiempo en la industria, pero no consiguió su aclamo actual hasta el 2013 con el knock-out de dos puños que fue Prisoners y Enemy), y que se convirtiera en su mejor película hasta aun hoy en día (y si alguien está en desacuerdo, estoy más que dispuesto a discutir los méritos de la primera Sicario y el porque es la mejor película de Villeneuve) le funcionó de escalón para subirse al podio como el mejor escritor actual de ficción de crimen.
Solo cuatro de sus guiones han sido producidos hasta el momento: Sicario, Hell or Highwater, Wind River (la cual también dirigió) y, ahora, Sicario: Day of the Soldado. Con cada una ha demostrado en sobremanera su control sobre el género, y con Soldado también logra demostrar su poder para ampliar un universo e indagar más en sus personajes. El filme utiliza su primera hora para, metódicamente, establecer las condiciones necesarias para colocar a Alejandro (el abogado vuelto asesino vengativo interpretado por Benicio del Toro) en la posición necesaria para ser custodio de Isabel Reyes (la hija del capo responsable de la muerte de la familia de Alejandro, interpretada por Isabela Moner). Esta primera hora también existe para aclararte lo que es y no es la película. Sin un personaje POV que sustituya a la audiencia (como el de Emily Blunt en la primera película), las preguntas filosóficas y morales presentadas anteriormente son extirpadas de su ambigüedad. Sabemos que las tácticas ejercidas por el gobierno estadounidense y ejecutadas por Matt Graver (interpretado por Josh Brolin) son erróneas, perjudiciales y altamente cuestionables. Él es el primero en admitirlo. Las preguntas presentadas en el filme pasan de morales a narrativas. ¿Podrán los personajes X y Y sobrevivir la adversidad Z? Y si lo que están buscando es re-enfocar y hacer espacio para toda una franquicia, esa es la movida correcta.
Sicario: Day of the Soldado fue dirigida por Stefano Sollima y fotografiada por Dariusz Wolski, y aunque no consiguen llegar a las alturas de Villeneuve y Roger Deakins (respectivamente), ambos realizan un trabajo perfectamente adecuado. El hecho de estar siguiendo los pasos de dos grandes lleva a, quizás, el fallo principal de la película. La imitación de sus antecesores solo consigue hacerte extrañarlos más, especialmente a Deakins, cuya maestría sobre el uso de la luz es incomparable. Sollima, cuya filmografía anterior consiste de películas y series de crimen italianas, logra sobresalir en la segunda mitad del segundo acto de la película (si insistimos en que Sheridan escribe con los tres actos tradicionales en mente, lo que claramente no es cierto), donde su trabajo con la tensión creciente no deja espacio para desearle nada a nadie.
La transición del personaje de Alejandro de uno secundario a protagónico es ejercida a la perfección. La película se toma su tiempo, como unos 20 minutos, pero cuando finalmente lees en una esquina de la pantalla “Bogotá, Colombia”, sabes que llegó el abogado a traer la ley. Debo admitir falta de objetividad. Benicio del Toro es de mis actores favoritos y veo cualquier cosa que haga. Te aseguro, rara vez falla. Sicario: Day of the Soldado no es la excepción. Su interpretación no es igual de impresionante que en la primera (por la cual, a mi parecer, se merecía el Oscar), pero consigue llevar a su personaje a donde realmente necesita estar. Expande su humanidad e indaga en los límites de su santa inquisición con puras miradas, aun cuando tiene gafas oscuras puestas.
Quien sí me sorprendió fue Isabel Moner, cuyo trabajo no había visto anteriormente (al parecer tuvo un rol en la entrega más reciente de Transformers y será Dora the Explorer en una versión live-action). La primera acción que realiza su personaje es darle un puño sólido a una compañera de clases, y lo que consigue transmitir en la toma sostenida en su cara tras terminar la pelea te deja saber que se trata de un nuevo talento con un futuro prometedor. Ambos en silencios y diálogos, Isabel ejerce total control sobre su personaje.
Sicario: Day of the Soldado sustituye el drama de su antecesora con mayor acción, manteniendo el estilo estético, narrativo y tonal que de seguro se volverá el trademark de esta nueva franquicia. Es la mejor película en recibir un wide release este verano, y la mejor secuela en mucho tiempo. Esta es una que no te debes perder, principalmente porque necesito que venda lo suficiente como para justificar unas cinco secuelas más.
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