Crítica: Righteous Thieves - QiiBO QiiBO

Crítica: Righteous Thieves

Los filmes de atraco son un género particularmente difícil de atinarle, porque necesitan demasiados elementos trabajando entre sí con perfecto balance; elenco carismático con buena química, un objetivo fascinante, un villano interesante, astuta dirección, ingenioso guion, un reto casi imposible de lograr y, por supuesto, giros inesperados de trama, con alguna sorpresa guardada que nos estuvieron adelantando desde antes sin darnos cuenta. Los que lo logran quedan para siempre incrustados en la cultura popular; Die Hard, Heat, Ocean’s Eleven, y The Town por mencionar algunos.

No es placentero decir que Righteous Thieves falla en casi todos los requerimientos, aunque se nota la buena intención de lograrlo, especialmente su elenco, aparte de un decente trabajo de edición y un pasable tercer acto. Me duele decirlo porque me alegró mucho ver un filme de estudio con varios latinos en el elenco principal.

En 1985, Annabel (Danueb Hermosillo) es una ladrona que, durante un robo doméstico, es atrapada por Josef Goodman (Mitch Poulos), un anciano millonario sobreviviente del holocausto judío perpetrado por los Nazis. En lugar de reportarla a la policía, Josef la acoge bajo su manto, reclutándola para trabajar en un grupo secreto llamado “El Sindicato”, con la misión de recuperar obras de artes robadas durante la Segunda Guerra Mundial.

En el presente, ya adulta, Annabel (Lisa Vidal) ha caído fuera de la gracia del sindicato luego de una costosa, mala decisión. Aun así, consigue aprobación para un último robo cuando descubre una bóveda en la ciudad, propiedad de Otto Vanderhoof, un multimillonario alemán traficante del mercado negro. Con su carrera en juego, Annabel reúne el mejor equipo posible, incluyendo a Lucille (Jaina Lee Ortiz), una genio de las computadoras, Nadia (Sasha Merci) una hábil abridora de cajas fuertes, y Bruno, un peligroso rufián para servir de seguridad (irónicamente, Cam Gigandet interpretando el tipo de personaje que su personaje en Violent Night interpretaría).

Aunque se nota cuanto esfuerzo los actores hacen con lo que tienen, el guion de Michael Corcoran falla en darles alguna profundidad a los personajes o chispa a los diálogos, con un giro que se puede anticipar desde el principio, mientras la dirección de Anthony Nardolillo no consigue inyectarle emoción a las secuencias del robo, aparte de incluir demasiada exposición. Me gustaría ver el mismo elenco en una mejor producción, pues tiene el potencial de contarnos una buena historia en mejores manos. Lamentablemente, esta no fue.

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