La franquicia de Harry Potter ha hecho más de 7 mil millones de su totalidad en películas solamente. Desde que nos despedimos de nuestro mago favorito en el verano del 2011 ha habido mucho ruido de secuelas, pre-cuelas, spin-offs, obras, más libros y más películas. Este año debutó el nuevo capítulo de la historia con la obra y el libro Harry Potter and the Cursed Child, que no tuvo los mejores reviews. JK Rowling ha sido acusada de querer sacarle el jugo a la franquicia y ahora con Fantastic Beasts and Where to Find Them, un libro dentro del universo de Harry Potter que fue lanzado en el 2001 para promocionar la primera película de la saga mágica, es bien fácil decir que Rowling lo que quiere son billetes.
Vamos a dejar esto claro: Fantastic Beasts and Where to Find Them es un ‘money grab’ departe de JK Rowling y Warner Bros., pero es una de las mejores películas que he visto este año. Si pudiera describirla en dos palabras, le diría que las tiene en su mismo título: fantástica y bestial.
Yo no soy un ‘Potter Head’, como suelen llamarse los mega fanáticos de Harry Potter, siempre me gustaron las películas, pero nunca las amé como un 95% de mis amistades. A pesar de eso, siempre tuve un interés en el universo de Harry Potter. Vamos a hablar claro, a todos nos hubiese encantado coger clases en Hogwarts y “janguear” en escobas voladoras y no hablemos de poder hacer magia para divertirnos de rato en rato. Fantastic Beasts and Where to Find Them nos invita al universo mágico una vez más y en mi opinión esta es una de las películas más potentes de la franquicia de Harry Potter.
El escenario es el Nueva York de 1920 en lugar de una romántica Gran Bretaña contemporánea de la saga de Potter y este cambio trae su propio y distintivo encanto. Hechos extraños están en marcha, con la llegada a la Isla Ellis del mágico zoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne) coincidiendo con una violenta perturbación en el éter místico. Causando un alboroto en el fondo, mientras tanto, son los activistas anti-magia conocidos como los “New Salemists”, los fundamentalistas que creen que los magos deben ser torturados y ejecutados.
Hay un montón de dientes y palancas aquí y Fantastic Beasts inicialmente lucha para poner las piezas en su lugar. Por ejemplo, cómo se relaciona la búsqueda de Newt para liberar a un animal raro con los tratos nefastos entre el director de la aplicación mágica de Percival Graves (Colin Farrell), y la nueva creencia culposa de Credence (Ezra Miller)?
Pero la película es tan brillante que estos primeros meandros son fácilmente resguardados. Incluso hoy en día hay algo de otro mundo en el viejo Nueva York, tierra de rascacielos y vestíbulos de apartamentos barrocos, y la película se dedica extravagantemente a esta sensibilidad. El director David Yates (un veterano de Potter, habiendo supervisado cuatro de las adaptaciones originales) nos da un Manhattan en algún lugar entre el Batman de Tim Burton, HP Lovecraft y Miracle on 34th Street. Así, el Congreso Mágico de los Estados Unidos está enclaustrado en un magníficamente sombrío edificio de Woolworth y un cuento de hadas Central Park Zoo ancla una escena clave en la que un rinoceronte mágico enamorado va en el alboroto. Esa fue una oración difícil de escribir, pero cuando vean la película la entenderán.
Los agnósticos de Harry Potter siempre han luchado con el ‘tweeness’ de los libros y las películas. Fantastic Beasts marca la satisfacción de sí mismo, incluso si es ocasionalmente un poco agresivo en insistir en disfrutar de la maravillosa colección de criaturas que tiene Newt en su Tardis, digo, maleta. Considerablemente más fantástico que los monstruos, sin embargo, son las actuaciones.
Colin Farrell ofrece un giro ganador mercurial como el ambiguo Graves y Katherine Waterston es perfecta en el papel de Tina Goldstein. Redmayne no es lo mejor de la película, pero se va poniendo más cómodo en cada escena. Sin duda alguna, la revelación de la película es el “muggle” (“no-maj” en la jerga americana) Jacob Kowalski (Dan Fogler) que sirve como el ‘comic relief’ que se termina robando cada escena de la que forma parte.
Fantastic Beasts and Where to Find Them no es perfecta, pero eso, curiosamente, ayuda a la película. Es un giro refrescantemente mágico en el universo de Harry Potter que cae perfecto en estos momentos. Hay belleza en el mundo, y puede ser fácil pasar por alto en tiempos de problemas, pero artistas como JK Rowling harán todo lo posible para no olvidarnos jamás – y para, de vez en cuando, transportarnos a otro lugar por completo.
“No creo que esté soñando”, dice Kowalski a su nuevo amigo brujo, que le pregunta cómo sabe eso. Con los ojos abiertos de asombro, Kowalski responde: “No tengo cerebro para inventar esto”.
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