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Critica de Transformers: Rise of the Beasts

No quiero sonar como un cinéfilo insoportable pero, la franquicia de Transformers es un perfecto ejemplo de que la audiencia masiva prefiere espectáculo sobre historia. Luego de varias aparatosas secuelas con las que Michael Bay asaltó cada sensación auditiva y visual, decidieron recomenzarla con Bumblebee, una adorable historia a la que el director Travis Knight inyectó el mágico espíritu del estilo “Amblin” como E.T. y The Goonies, aparte de inspirarse en The Iron Giant. Es la mejor película de la franquicia…y la menos exitosa.

El mensaje quedó claro, la gente quiere explosiones, chistes y robots explotándose en cantos, eso es lo que le vamos a dar. Pero en lugar del caos conocido como “Bayhem”, vamos hacer lo que está vendiendo, y la manera de quien más está vendiendo. Transformers: Rise of the Beasts es una película de Marvel en todo sentido excepto el titulo; la acción, el ritmo, los personajes, la trama, las referencias y hasta una promesa de lo que viene en camino.

Habiendo dicho todo eso…la pase bien viendo el despertar de las bestias. Que les puedo decir, me encantan los Transformers. Fui de los que creció viendo la serie original, lloré cuando mataron a Optimus Prime en la película del 1985, odie a Rodimus Prime por querer sustituirlo, lloré nuevamente cuando Optimus volvió a morir (¿qué clase de monstruo hace una cosa como esa en una caricatura?) y celebré cuando entendieron el error que cometieron, devolviéndolo como líder.

Hay una emoción especial escuchando a Peter Cullen exclamando “Autobots, rollout!”, de la que nunca me cansaré.

Y para ser justo, Transformers: Rise of the Beasts está a la altura de la primera película de la saga en el 2007, siendo una perfecta película veraniega, de esas que desconectas el cerebro comiendo popcorn por un rato.

En esta ocasión se unen los Maximals, inspirados en la serie animada por computadora Beasts Wars, que son mucho mejor manejados que los Dinobots en Age of Extinction, y The Last Knight. Se trata de una raza futura de robots que, en vez de vehículos, se transforman en animales mecánicos. Cuando son atacados en su mundo por Unicron (voz en ingles de Colman Domingo), una gigantesca criatura mecánica come-planetas, los Maximals viajan al pasado del planeta Tierra, donde también esconden una llave capaz de transporte inter-galáctico.

En 1994, Noah Díaz (Anthony Ramos) intenta conseguir un trabajo que le ofrezca seguro médico para tratar la condición de su hermano menor, Kris (Dean Scott Vazquez). Cuando fracasa, su desesperación lo lleva aceptar robarse un valioso Porsche que resulta ser Mirage, un autobot con la voz en ingles de Pete Davidson, definitivamente lo mejor de Rise of the Beasts.

El resto de la historia ya lo saben; los Autobots necesitan la llave, los Maximals quieren protegerla, pero la llegada de Scourge (voz en ingles de Peter Dinklage) los obliga unirse para detenerlo. En realidad lo importante es el camino, no el destino. Transformers: Rise of the Beasts tiene acción por un tubo y siete llaves para entretener, especialmente durante su frenético tercer acto.

Algo que mayormente disfruté en Rise of the Beasts es que el director Steve Caple Jr. construye sus secuencias de acción de manera más estilizadas, contrario a las últimas dos películas de Bay, donde ya uno no sabía que era que, entre todo ese espagueti metálico.

Otro punto a favor de Beasts es el diseño de los robots, mucho mejor establecido para determinar cada uno, algo que Caple Jr. imitó del previo filme, en vez de las versiones de Bay. Un detalle que me gustó es que la composición de los villanos distinguía su condición villana, con metal corroído por su maldad.

Así que, Transfomers: Rise of the Beasts no será tan buena película como Bumblebee, pero es divertida, perfecta para entretenerse un buen rato, reír, y aplaudir unas cuantas veces. ¡Robóticamente recomendada!

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