Me encanta la primera Taken. Me fascina; es de esas películas que tengo en mi colección pero, si la están dando en televisión como quiera me quedo viéndola. Con todo y sus fallos, Taken 2 cumplió con entretenerme por su duración. Aparte de que soy fan de Liam Neeson mucho antes de que hiciera explotar el género de “buenos actores maduros pateando traseros”, por su trabajo en Schindler’s List, Batman Begins y Krull (si, así de fan viejo soy). Por eso, más que molestarme, me sorprendió cuando me encontré bostezando mientras veía Taken 3. A Olivier Megaton hay que meterlo preso o encerrarlo en la zona fantasma para que no dirija más películas.
Esta vez no se llevan a nadie, sino que el libreto de Luc Besson y Robert Mark Kamen convierten la “trecuela” en una especie de remake de “El Fugitivo” al matar a “Leonore” (Famke Janssen) la exesposa de “Bryan Mills” (que original: asesinar una mujer para avanzar una historia) y envolverlo en una conspiración para culparlo. Forest Whitaker interpreta un detective tan soso que ni me acuerdo del nombre y de todos modos no sirve de mucho. Dougray Scott es traído para interpretar al esposo actual de “Leonore” reemplazando al actor de la primera, y Sam Spurell interpreta a un mafioso ruso tan exagerado, que genuinamente parece un personaje de algún juego de Grand Theft Auto.
A mí me gusta hacer chistes y tripiarme a Michael Bay por lo mal director que es pero, lo que sabe hacer bien, le queda muy bien. Megaton se comporta como un clon defectuoso de Bay al mantener la cámara en movimiento constante, como si la tuviera amarrada a un mono con problemas nerviosos, unido a una pésima edición, un ritmo desigual, y explosiones tan absurdas y salidas de la nada, que me hicieron reír en vez de preocuparme por su protagonista.
Al igual que nada es perfecto, nada es completamente horrible, y Taken 3 al menos nos da unas cuantas escenas decentes de acción con Neeson y su set de particulares habilidades partiendo cabezas, tiroteando mafiosos, y manteniendo conversaciones “bad-ass” por teléfono(“Good luck”). También hay secuencias de escape y movidas entre algunos personajes que mantienen el interés por unos minutos. Aunque el lema del filme es “Termina Aquí” la única forma en que no veamos más aventuras de “Mills” es que a Neeson no le interese seguir la franquicia. Estoy consciente de que no será así pero, sería apropiado que, con Taken 3, se acaben las películas del género que el mismo comenzó.
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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