En enero del 2009, el capitán Chesley “Sully” Sullenberg aterrizó su avión de pasajeros en el Rio Hudson de Nueva York. Esto fue declarado “el Milagro de Hudson” pues fue la primera vez en la historia de un aterrizaje forzoso en el agua del cual sobrevivían todos los pasajeros.
Es algo increíble, nunca antes logrado, y Clint Eastwood lo sabe porque nos lleva a esos momentos cuatro veces durante su corta duración (96 minutos).
“Sully” (Tom Hanks) merece todos los laureles que le quieran dar (probablemente no tenga que pagar un trago por el resto de su vida), fue entrevistado por prácticamente cuanto medio existe, y sigue siendo querido por todos. Escribió un libro, se retiró feliz y ahora es asesor de medios noticiosos sobre temas de aviación.
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Esa es la historia. La pueden buscar en cualquier servicio de videos.
El lema de SULLY, la nueva película de Clint Eastwood, promete que nos mostrará “la historia no contada sobre El Milagro en el Hudson”. Eso no es cierto. No hay absolutamente nada que ya no sabíamos, a menos que contemos lo que se inventaron para hacerla más dramática.
Al igual que con American Sniper, Eastwood se contenta con darnos una sencilla mirada a un tipo de hombre que admira enormemente; el héroe clásico americano. Tal como Chris Kyle, o la mayoría de los personajes que Clint interpretó durante su carrera, “Sully” es un individuo cualquiera pero, estoico ejemplo perfecto de la grandeza americana que tanto el ama, la fantasía de ser capaz de crecerse como nadie más podría en el momento necesario.
Hay unos pequeños dejos del aparente trauma que le provocó el evento a “Sully”, excepto que a mitad del filme, los relacionan a la investigación que “el malvado gobierno” le está haciendo.
Verán, no hay villano en esta crónica. Una bandada de gansos se estrelló contra el avión, destruyendo los motores. Pero, a menos que quieras decir que los gansos odian américa, no hay nada que sacar de eso. Por tanto, el guion de Todd Komarnicki convierte la investigación de la Mesa Nacional de Seguridad en Trasportación (NTSB por sus siglas en ingles) en los “malos”, quienes consideran el acuatizaje como una decisión irresponsable, queriendo “descubrir la verdad”, desenmascarando a Sully.
Eso no pasó realmente. La NTSB hizo la investigación que siempre hace luego de este tipo de eventos, manteniendo claro en todo momento que Sully tomó la decisión correcta y, eventualmente, produjeron una lista de sobre 30 recomendaciones para evitar futuros accidentes similares.
Tom Hanks es obviamente lo mejor del filme, demostrando por qué es el actor favorito de Estados Unidos, interpretando a Sully de forma afable, con dudas, pero firme en los momentos necesarios. Nadie mira al horizonte lejano como Tom. Nadie.
Eastwood sabe que el morbo cinéfilo quiere ver los eventos de accidente. La (segunda) secuencia del acuatizaje forzoso es la mejor pues, incluye los momentos de terror de los pasajeros saliendo del avión hacia las alas, la guardia costera dirigiéndose al rescate, y la reacción de Sully tratando de confirmar el estado de su tripulación y los pasajeros.
Sully es una entretenida película que complacerá el hambre de momentos felices. Como todo ser humano, “Sully” tendrá sus defectos, pero tranquilos, que aquí no los enseñan; esto es una inofensiva historia para sentirse bien, emocionado y contento con el final, que no desafiará la idea que ya tenías antes de entrar a verla.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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