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Crítica de Secret Invasion

Desde sus comienzos, las historias de comics funcionan algunas veces como analogías de situaciones reales. Algunos de los ejemplos más famosos son los X-Men siendo referencia a la batalla por derechos civiles en los 60’s, o El Increíble Hulk como una advertencia sobre el uso de la ciencia para fines bélicos. El Universo Cinemático de Marvel no ha sido excepción en unas cuantas ocasiones, especialmente en series de televisión, con WandaVision tocando el duelo, Falcon and the Winter Soldier entrando en temas raciales, o Moon Knight hablando de salud mental.

Así que no debe sorprender que Secret Invasion camine en terreno político-social como asuntos de refugiados, inmigrantes, desconfianza en las instituciones, y hasta síndrome de shock post-traumático. Todo eso solamente en los primeros dos episodios disponibles para prensa.

Secret Invasion es un intento de contar una historia más madura y adulta en el UCM, que comienza algo lento pero va cogiendo fuerza a medida que se desarrolla la trama, con un tono de espionaje a lo Capitan America: el Soldado de Invierno, aunque funciona también como una especie de secuela de Capitana Marvel, la cual les recomiendo de una revisión antes de ver el primer episodio de esta producción.

Y si no quieres volver a verla, te digo lo que debes saber: los Skrulls son una raza extraterrestre cuyo planeta fue destruido. Estas criaturas tiene la habilidad de cambiar su forma de manera tan exacta, todavía no existe manera de poder identificar quien es un humano real, y quien es un Skrull. Al final de Capitana Marvel, un pequeño grupo de Skrulls quedaron refugiados en la Tierra, con la promesa de Carol Danvers (Brie Larson) y Nick Fury (Samuel L. Jakcson) de conseguirles un nuevo mundo.

Casi 30 años después, la promesa no ha sido cumplida, especialmente después del ataque de Thanos, y los cinco años del desaparecimiento de la mitad del universo, evento conocido como el “Bleep”. Cuando un agente secreto del gobierno es asesinado por un Skrull, Nick Fury regresa a la Tierra desde el espacio, donde trabajaba en un proyecto de protección global.

Pero este Nick Fury ya no es el mismo. Haber desaparecido por cinco años, regresando a un mundo donde no existe S.H.I.E.L.D., los Avengers están disueltos, y su posición está muy por debajo de cómo lo conocimos, Fury es un hombre emocionalmente derrotado. Su asignación espacial es prácticamente un exilio auto-impuesto. Pero tendrá que enfrentar un mundo donde una facción rebelde de Skrulls decidió dejar de esperar por su promesa, para mejor conquistar el mundo, comenzando con infiltrar esferas de poder a través del planeta. Esto a pesar de los esfuerzos de Talos (ben Mendelsohn) para mantener la paz entre ambas especies.

En los primeros dos episodios, Secret Invasion establece el conflicto, el alto riesgo, el villano principal, un joven Skrull llamado Gravik (Kinsgley Ben0Adir), y los pocos aliados que le quedan a Fury, incluyendo Marial Hill (Cobie Smulders) y James Rhodes (Don Cheadle). Nuevos personajes añaden a Olivia Colman como la agente de Mi6 Sonya Falsworth, y Emilia Clarke.

A estas alturas otra historia de “el mundo entero peligra” quizás ya se siente agotador, pero Secret Invasion intenta que la situación orbite alrededor de Jackson lidiando con sus conflictos internos, tratando de corregir uno de sus peores fallos, en un mundo que no lo quiere necesitar. También hay giros dramáticos que apuntan a cambios drásticos en el UCM, por lo que Secret Invasion me deja con la idea que podría ser mucho más impactante que otras series de Marvel.

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