No importa lo que pase, te gusten o no, queramos o no, Disney seguirá rehaciendo sus películas clásicas animadas en versiones “live-action”. En algunos casos intentarán darle alguna variación, como Maléfica o Cruella, pero mayormente serán refritos de lo que ya existen con toques modernos.
Y en esa liga llega Pinocchio, una re imaginación del filme animado de 1940. Basada libremente en la novela de Carlo Collodi, Pinocchio cuenta la historia de una marioneta creada por el humilde carpintero Geppetto (Tom Hanks), que recibe vida mágicamente gracias a la magia del Hada Azul (Cynthia Erivo), luego que Geppetto pidiera un deseo a una estrella fugaz.
Pinocho (voz en ingles de Benjamin Evan Ainsworth) intenta vivir como un niño real yendo a la escuela, pero es engañado por un zorro llamado Honesto John (Voz en ingles de Keegan-Michael Key), que lo vende a un inescrupuloso mercader llamado Stromboli (Giuseppe Battiston). Las aventuras de Pinocho continúan, mientras lo acompaña el grillo Jimini (Voz en ingles de Joseph Gordon-Levitt), y lo busca Geppeto a través de Italia.
Se supone que Pinocchio fuera la gran reunión entre Hanks y Robert Zemeckis, su director de Forest Gump, Cast Away, y The Polar Express. El resultado real es ambos ser limitados por tener que seguir un guion hecho clínicamente para cumplir requerimientos para una película del ratón, sin real emoción ni sentimiento más allá del que se supone estemos sintiendo. Es posible que le guste a niños, y uno que otro adulto recibiendo su dosis nostálgica pero, no imagino quien pueda encontrarle cariño a este menjunje.
No es la peor reimaginacion de un clásico Disney (ese “premio” lo sigue ganando The Lion King) y, en términos generales, se deja ver lo suficiente, nada del otro mundo pero, a menos que literalmente me paguen, dudo mucho volver a ver esta monótona versión del cuento.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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