Crítica de Passengers

Dos de los actores más calientes del momento, un guion de la lista negra, romance y ciencia ficción, Passengers tiene la aparente receta para ser una de las películas del año. Lo que les faltó fue un poco de pimienta, y por pimienta quiero decir “esta chévere, nada del otro mundo”.

La nave Avalon se dirige a un nuevo planeta para ser colonizado por 5,000 personas que se encuentran en estado de hibernación. Cuando la capsula de “Jim Preston” (Chris Pratt) sufre un desperfecto, lo despierta 90 años antes de lo previsto sin forma alguna de volverlo a dormir. “Jim” enfrenta la horrible realidad de vivir el resto de su vida solo hasta que “Aurora Lane” (Jennifer Lawrence) también despierta.

Una buena forma de describir Passengers es “Titanic  mas Cast Away, con una pizca de Wall-E menos la química de alguna de esas parejas; Rose y Jack, Wall-E y Eve, Tom y Wilson”. Es irónico que el filme se lograra hacer luego que ambos actores se interesaran en este pues la relación entre “Jim” y “Aurora” es lo menos interesante de la historia.

El guion de Jon Spaihts coquetea con conceptos de moralidad, el desespero, y efecto deel aislamiento en la mente humana pero, termina prefiriendo enfocarse en la relación de sus protagonistas. Una difícil decisión de “Jim” es tratada con relativa importancia, hasta que el tercer acto casi la descarta.

Donde mayormente triunfa Passengers es en lo visual. Cuando el Avalon comienza a sufrir desperfectos mecánicos que amenazan la vida de todos a bordos, el director Morten Tyldum (The Imitation Game) maneja las secuencias de suspenso con buena mano. Una escena de agua en cero gravedad es particularmente impresionante.

Passengers me entretuvo, me hizo reír, y en algunos momentos hasta me tuvo en tensión. Es de esas que, si me preguntan en la calle, digo “si, esta ok”.