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Crítica de Onward: Magia Familiar de Pixar

Prepárense para llorar con esta película. Y si pueden vayan a verla con sus hermanos o hermanas. Onward, el nuevo estreno fílmico de Pixar, es una aventura repleta de humor, corazón y diversión.

Habiendo dicho eso…

Pixar lleva 25 años lanzando algunas de las mejores producciones, subiendo tan alto la barra de calidad que en ocasiones ni ellos mismos logran alcanzarla. Esta es una de esas veces.

Por otro lado: una película regular de Pixar sigue siendo de lo mejor que he visto hasta el momento en el 2020.

En un mundo de criaturas fantásticas la magia dominaba hasta que su propia revolución industrial produjo un cambio drástico, convirtiéndolo en una versión tan mundana como la nuestra, con unicornios comiendo de la basura y familias distraídas por la tecnología. La magia ha desaparecido, suplantada por móviles y wi-fi.

Ian Lightfoot (Tom Holland) es un tímido adolescente Elfo que prefiere pasar su cumpleaños sin mucho ruido, mientras su extrovertido hermano Barley (Chris Pratt) absorbe toda la energía de cualquier habitación en la que entra con su volumen en alto o altísimo, mientras la madre Laurel (Julia Louis-Dreyfus) intenta mantener control entre ambas personalidades.

El padre de Ian y Barley falleció cuando Barley era pequeño e Ian ni siquiera había nacido. Al Ian llegar a los 16 años, Laurel revela un regalo mantenido en secreto de parte del padre: un bastón mágico que usaban los hechiceros de antaño junto a un misterioso hechizo. Barley, amante de la fantasía y los juegos de roles, descubre que el encantamiento sirve para que el padre regresar por un día entero.

Cuando Ian resulta tener el “toque mágico”, intentan activar el hechizo pero la falta de entrenamiento provoca que solo puedan traer la mitad…de la cintura para abajo.

Esto lleva los hermanos a una cruzada buscando la gema mágica que permitirá cumplir el proceso y así pasar unas horas con el padre que Ian nunca conoció, y del cual Barley apenas tiene memorias.

Nada más escribir eso y recordar la película, me están ardiendo los ojos. Yo también perdí alguien importante en la adolescencia, por lo que Onward me toca directo en el pecho; las ganas de pasar aunque sea un último momento adicional con esa persona nunca desaparecen.

Dan Scalon (Monsters University) escribe y dirige esta aventura con el astuto humor que caracteriza Pixar aunque, también sentí algunas influencias de otros estilos como la madurez de LAIKA Studios, la inteligencia de Phil Lord y Chris Miller, y un poco de la astucia filosa de BoJack Horseman.

Onward aprovecha el escenario de un mundo mágico para llenar la historia de incontables referencias a mitologías de fantasía; desde Dungeons & Dragons hasta The Lord of the Rings entre muchas otras, tanto al frente como en el trasfondo y en transiciones (mi favorita fue un troll cobrando el peaje en un puente).

Holland y Pratt son perfectos como Ian y Barley, dándoles todos sus respectivos carismas a los personajes, apoyados por el inmenso talento detrás de otros personajes, como Octavia Spencer interpretando la Manticora, de la cual no quiero revelar mucho para no dañar una de las mejores secuencias del filme.

La relación entre hermanos es el enfoque principal de la trama, pero Onward también nos habla sobre recordar quienes somos, superar miedos interiores, y atreverse a salirse de la zona de comodidad en la que demasiados de nosotros vivimos.

Una emocional y divertida historia para toda la familia, Onward me hizo reír de principio a fin para después dejarme lloroso y ganas de seguir en ese mundo.

¡Inmensamente recomendada!

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