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Crítica de Moana 2

Allá para los 90’s fue completamente común que los Estudios Disney hicieran secuelas de grandes éxitos para sacarles dinero extra, lanzándolas directo a video, y de ahí tuvimos mediocres segundas (y hasta terceras) partes de Aladino, El Rey León, La Sirenita, Mulan y todo lo que puedan imaginar.

En la era actual de franquicias, propiedades intelectuales, servicios de streaming demandando contenido por un tubo y siete llaves, mientras el cine intenta salvar desesperadamente su modelo de negocios, no se desperdicia nada, por lo que esta semana llega Moana 2, una encantadora aventura de mar, sal y música que, si bien no alcanza el nivel de la primera, consigue mantener todos los elementos que la hicieron especial.

Por otro lado, se nota completamente que la historia de Moana 2 estaba originalmente diseñada para ser una serie exclusiva de Disney Plus. No solamente por el ritmo episódico en que se desarrolla la trama, sino por detalles característicos como expandir el elenco, un villano que se siente salido de la nada, y una banda sonora muy por debajo de la magnifica oferta que fue el trabajo de Lin-Manuel Miranda en la original (aunque algunas canciones destacan).

Afortunadamente, la simpatía de los personajes -incluyendo el trabajo vocal de los actores- sobrepasa cualquier debilidad del guion, dándonos otra entretenida historia que nunca aburre ni deja de maravillar la pupila con brillantes colores, emocionantes secuencias y espectaculares diseños de animación.

Tres años luego de romper la maldición que mantenía su pueblo aislado del mundo, Moana (Auli’i Cravalho) es una completa navegante explorando el mar abierto. Sin embargo, su gran misión de encontrar otra gente continua sin frutos, hasta que finalmente consigue evidencia de su cultura en otra isla desconocida. Luego de una extraña visión, Moana descubre que la desconexión es provocada por Nalo, un malévolo dios que hundió la isla conectando todas las culturas polinesias y que, casualmente mantiene aprisionado al semidios Maui (Dwayne Johnson), explicando porque no lo ha visto desde su primera aventura juntos.

Con un equipo a su lado, incluyendo su fiel gallo Heihei y su cerdita Pua, Moana se lanza a una nueva misión de la que depende el futuro de su cultura, donde enfrentará viejos y nuevos peligros, entre canciones, tormentas y dudas internas y externas.

Todo lo que funcionó de Moana regresa en esta secuela, pero en menor medida; la historia principal se siente menos personal, aunque más ambiciosa. Y el añadir miembros de la tripulación le da variedad a la secuela, evitando ser una simple repetición de la original. La química entre Moana y Maui sigue intacta, a pesar de que pasan menos tiempo juntos.

Moana 2 debe complacer los amantes de la primera, y es perfecta opción para tremendo rato familiar en el cine, inmensamente recomendada.

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