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Crítica de Madres Paralelas: Almodóvar enfrenta el pasado mirando al futuro

Pocos directores tienen el privilegio de ser su propio género como Pedro Almodóvar. El director español tiene un estilo instantáneamente reconocible, con una envidiable habilidad para construir complicadas narrativas presentadas de forma sencilla, fáciles de consumir, aunque no siempre de digerir, como en este caso siendo Madres Paralelas, su más reciente estreno.

¡Qué clase PELICULÓN! La mayoría de directores no podrían hacer una buena película con una sola trama entre todas las que toca Madres Paralelas, pero Pedro Almodovar nos lleva por sendero de mil emociones como solamente un capitán de su calibre puede, desgarrando el corazón por el camino, componiéndolo, solo para romperlo nuevamente. Almodóvar ha tocado la maternidad varias veces, y de todas maneras encuentra una forma de asumir el tema de manera fresca, distinta y emocional.

Penélope Cruz interpreta a Janis, una fotógrafa profesional aprovechando una sesión con el arqueólogo Arturo (Israel Elejalde) para pedirle ayuda exhumando una tumba común a las afueras de su pueblo. Se trata de una de tantas fosas donde descansan algunos de los 10,000 desaparecidos durante el régimen de Francisco Franco. La relación profesional rápidamente evoluciona a sentimental, resultando en un embarazo no planeado, que Janis recibe con beneplácito a pesar de no continuar la relación con Arturo, amparada en un linaje de madres solteras, como asegura. El día del parto comparte el cuarto con Ana (Milena Smit), una adolescente asustada, definitivamente no tan emocionada como Janis ante el prospecto de su vida con una hija.

Oscar para Penélope Cruz ya. Luego de tantas colaboraciones juntos, Almodóvar y Cruz se elevan mutuamente con cada película. Cruz da una clase de actuación con Janis, siendo un privilegio verla trabajar, interpretándola con niveles bajo niveles, maquinando sus decisiones, encarando las consecuencias de sus actos con los nervios en carne viva. Su primer trabajo con Almodóvar fue como madre inesperada, y es fascinante presenciar el círculo completándose, ahora una mujer adulta en circunstancias similares pero con otra voz, otra actitud, una poderosa voluntad mpulsada por el corazón.

En manos menos hábiles, Madres Paralelas sería un pesado novelón –y el melodrama definitivamente existe, esto es una película de Almodóvar después de todo – pero el ateur sabe perfectamente hasta donde llevarlo, donde parar y cuando lanzarse de pecho, producto natural de la experiencia durante una magistral carrera.

Ha sido interesante leer las reacciones a Madres Paralelas en su natal España, donde el tema del régimen Franquista sigue tan presente como hace 46 años atrás. Entre los conflictos manejados en Madres Paralelas, su filme más político, Almodóvar aborda el incómodo debate de recordar versus superar esa difícil historia pero que aplicaría a cualquier lugar del mundo. Los desaparecidos son un asunto altamente sensible en Latinoamérica. Incluyendo Puerto Rico donde poco se habla de aquellos tiempos cuando la impunidad reinaba descaradamente.

“Todos los países tienen muertos enterrados de manera indigna”, dijo Almodóvar en una entrevista, dándole mayor impacto a su escena final. Madres Paralelas es una grandiosa experiencia, con dos maravillosas actuaciones, especialmente Cruz, y una de las mejores películas del 2021, ¡Inmensamente recomendada!

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