Todo el mundo tranquilo: el cine está de vuelta. Mas especifico, el cine veraniego regresa con todos los poderes en una de esas películas perfectas para pasarla divertido de principio al fin, donde uno siente que cada centavo de la taquilla valió la pena, por lo mucho que gozaste y te reíste.
¡Bad Boys: Ride or Die está brutal! No esperaba que me gustara tanto, los tráilers no le hacen justicia. Bad Boys es una de esas franquicias donde digo sin problema que todas son buenas, y Ride or Die continua la racha con la química entre Will Smith y Martin Lawrence intacta, y unas espectaculares secuencias de acción adaptando la serie a los nuevos estilos, manteniendo el espíritu que la hizo un éxito desde el principio.
Quien hubiera dicho que el género de acción seria uno de los más innovadores, con cada director intentando sobrepasar los demás. Aunque por un lado podría decir que esta nueva entrega de Bad Boys sigue la línea de las películas de Fast and The Furious, también siento vibras de John Wick y Extraction, pues los directores Adil El Arbi y Billal Fallah usan todo tipo de composición de cámara, planos secuenciales y frenética edición, manteniendo un ritmo constante que apenas da tiempo para respirar.
Y fue necesario, ya que el guion es la parte más débil de Ride or Die; no que alguien vaya a ver estas películas por su intelectual trama.
La historia es sencilla. Comenzamos con la boda de Mike (Smith) con Christine (Melanie Liburd), su terapista física, a quien conoció entre la anterior película y esta. Todo va bien en la fiesta, hasta que Marcus (Lawrence) sufre un arresto cardiaco, durante el cual experimenta una visión, que lo deja convencido que no puede morir hasta que cumpla su misión. Mientras tanto, una sorpresiva investigación del FBI alega que el fallecido capitán Howard (Joe Pantoliano) estaba envuelto con carteles de narcotráfico, por lo que Marcus y Mike tendrán que activar todo su equipo de trabajo para aclarar su nombre, pero la conspiración llega mas arriba de lo que pensaban, obligándolos a tomar decisiones que jamás pensaron necesarias.
La verdadera carne de Bad Boys: Ride or Die son obviamente las interacciones entre Smith y Lawrence, con el guion buscando la forma de presentar su relación en nuevas maneras, consiguiéndolo la mayoría del tiempo, llenando la pantalla de tantas risas como disparos. Ride or Die es la película más graciosa de la saga, pero nunca llega al nivel del ridículo, manteniendo un saludable balance entre no toma5rse demasiado en serio, pero sin caer en la parodia, ayudado por las explosivas secuencias de adrenalina y acción. ¡Inmensamente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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