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Crítica de Amsterdam

El declive del director David O. Russell continúa con Amsterdam, un misterio criminal intentando combinar todos los estilos previos de Russell en uno, culminando en un tedioso menjunje de personajes, tramas, subtramas y tonos que, para complicar, es 30 minutos demasiado larga.

¿Cómo se puede fallar con tanto talento frente y detrás de las cámaras? Christian Bale, Margot Robbie y John David Washington lideran un elenco completado por nombres como Rami Malek, Chris Rock, Anya Taylor-Joy, Michael Shannon, Muke Myers, Zoe Saldaña, y Robert De Niro, entre otros. Sin olvidar a Emmanuel Lubezki, a quien aparentemente solamente le pagaron para tener su nombre en los créditos, careciendo Amsterdam del dinamismo y espectáculo por el cual el cinematógrafo, ganador del Premio Oscar, es reconocido.

Bale es quien mejor sale parado como Burt Berendsen un excéntrico doctor, veterano de la Primera Guerra Mundial que, en 1933, trata otros veteranos usando su propio estilo de medicina, aparte de diseñar prótesis para partes del cuerpo perdidas en batalla. Berendsen fue líder de una escuadra de soldados negros, incluyendo a Harold Woodman (Waashington) con quien formó un poderoso lazo afectivo, mayormente luego de ser heridos en combate, junto a Valerie Voze (Robbie), una enfermera que los cuidó a ambos durante su estadía en un hospital. El trio continuó su relación en la Amsterdam post-guerra durante finales de los 1910’s y principio de “los locos 20’s”, donde la relación romántica de Woodman y Voze, y la insólita personalidad de Berendsen, eran mejor aceptadas.

Ahora en los años 30’s, después de una década separados, el grupo se reúne en Estados Unidos cuando su benefactor original en la guerra, el General Bill Meekins (Ed Begley Jr.), fallece en circunstancias sospechosas, según alega su hija Liz Meekins (Taylor Swift). El misterio empeora cuando Berendsen y Woodman son culpados de un crimen que no cometieron y, junto a Voze, deberán correr contra el tiempo para descubrir los verdaderos culpables, en una vereda que los llevará inadvertidamente hacia una conspiración envolviendo varias capas de las clases sociales, políticas y militar.

Si me dolió ver Amsterdam, más me duele escribir esta reseña. Casi no puedo creer que el director que me fascinó con Three Kings, me enterneció con Silver Linings Playbook, y me emocionó con The Figther, haya fallado en detalles tan básico como hilvanar coherentemente una historia. Russell no parece haberse decidido que genero desarrollar Amsterdam; sátira, criminal, drama, suspenso, noir, o comedia, metiéndolo todo junto en una receta cuyos ingredientes simplemente no mezclan. El elenco hace lo mejor que puede, especialmente Bale, decidido a seguir coleccionando extraños personajes en su larga lista de rebeldes.

Una parte de mi quiere culpar la edición, especialmente porque algunas partes de Amsterdam me recuerdan la mano del director de American Hustle, específicamente durante el primer acto, los tiempos de guerra con el comienzo de la relación entre el trio, y sus aventuras en la capital europea dándole nombre al filme. El resto de Amsterdam sirve para probar que un elenco de primera no es la cura fácil para una producción deficiente.

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