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Crítica de American Born Chinese

Allá para principio de los 2000’s, El Canal de Disney lanzó varios filmes originales como The Cheetah Girls, Camp Rock, Cadet Kelly, Wendy Wu: Homecoming Warrior y, por supuesto, High School Musical. El concepto fue aprovechar la infinidad de chicos producidos en su fábrica para proyectos vacuos, con tramas sencillas, efectos baratos y temáticos superficiales. La idea de crear contenido en masa, enfocados en cantidad no calidad, específicamente para justificar la existencia de un servicio, no es nueva ni moderna ni inventada por los “Streamers”.

American Born Chinese se siente como uno de esas producciones, pero hecha con la sensibilidad cultural moderna que, irónicamente, afecta el verdadero impacto de la historia original de donde sale esta serie de ocho episodios.

Basada en la novela gráfica homónima de Gene Luen Yang, la serie American Born Chinese utiliza uno de los giros de la trama en los comics para desarrollar toda la historia principal, dejando atrás la crítica, ansiedad e incomodidad social de la experiencia asiática en la sociedad estadounidense. La serie si toca esos puntos, pero de forma tan llanita que apenas hace mella y casi podríamos decir que no existe.

Por un lado se puede entender que prefirieron hacerlo para tener una alternativa accesible a la masa, por otro que prefirieron no asustar potencial audiencia. Una versión más cínica diría que evitaron enfrentar el propio pasado de Disney con estereotipos asiáticos. En otra mirada todavía más acida, que no quisieron molestar el gobierno chino, a quien los grandes estudios continúan cortejando debido a ser el segundo mercado más grande del mundo (en firme camino a ser el primero).

El resultado es una producción empujando la parte inofensiva de su historia, apenas tocando el tema principal de la novela gráfica. Aunque, para ser justo, la serie cumple con el mínimo requerimiento de ser entretenida, especialmente para la misma demográfica joven, mayormente pre-adolescentes, que disfrutaban los títulos mencionados al principio.

Jin Wang (Ben Wang) empieza su escuela superior queriendo ser parte de los chichos populares, luego de pasar un verano en un campamento de football, habiendo abandonado su mejor amigo Anuj (Mahi Alam) con quien pasaba el tiempo hablando de superhéroes, fantasía y ciencia ficción. Parte de esa intención es separarse lo más posible de su rol como persona asiática, especialmente sus padres Christine (Yann Yann Yeo) y Simon (Daniel Wu), quienes tienen su propio conflicto.

Su plan se descarrilla con la llegada de Wei-Chen (Jimmy Liu), un chico inmigrante directamente de China que disfruta su personalidad con alto volumen, y grandes muestras de amistad. Para Jin, el acento marcado y manierismos de Wei-Chen son una vuelta atrás de su intención, intentando deshacerse de este. Pero la gran sorpresa es que Wei-Chen es realmente el hijo de Sun Wukong, el mítico Rey Mono de la famosa fabula del “Viaje al Oeste”. Wei-Chen robó el poderoso bastón mágico de su padre, con la intención de encontrar el cuarto pergamino en la tierra, capaz de otorgar gran poder a quien lo tenga. Esto con la intención de derrotar la rebelión del Toro Demonio contra el Emperador de Jade, destruyendo así el reino del cielo y de una vez el mundo entero, en venganza contra el rey Mono que una vez le arrebató su posición.

American Born Chinese se beneficia completamente de un simpático elenco, compuesto además por los tres actores principales de Everything Everywhere All At Once, empezando con la gran Michelle Yeoh como Guanyin, la diosa de la misericordia, Stephanie Hsu en un rol pequeño pero importante, y Ke Huy Quan interpretando a Freddy Wong, dentro de una trama paralela intentando reemplazar la crítica social de la novela gráfica, removida completamente de la serie.

La acción en American Born Chinese no es mucha, pero la que hay utiliza influencias del cine marcial, y me gustó que se lanzaron de pecho en las partes de fantasía; mi episodio favorito fue uno de trasfondo en la relación de Sun Wukong y el Demonio Toro donde la serie se inunda completamente en folclor y mitología china de la historia del Rey Mono (historia que inspiró incontables otros proyectos, como DragonBall).

American Born Chinese intenta tocar varias bases pero siendo tímido en algunas, nunca logra conectar completamente, aunque podemos argumentar que lo hace suficiente para complacer la audiencia que buscar atraer.

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