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El sueño de un Messi norteamericano

Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de mi servicio militar fue la de un domingo en la tarde, refrescándonos en la oficina después de un juego de balompié (en mi caso, del intento de un juego). Estaba charlando con un soldado, original de Trinidad y Tobago sobre el juego, mientras revisábamos Soccer Net (ahora llamado ESPNFC). La noticia de primera plana en aquel entonces era la de Freddy Adu, que en aquel momento se encontraba a punto de fichar por el Benfica. Si no me equivoco, el titular leía “LO HEMOS ENCONTRADO! [Al Messi Norteamericano], refiriéndose a la increíble cantidad de potencial que exhibía el joven talento. Hoy por hoy Adu se encuentra sin club, luego que el club serbio Jagodina decidiera no renovar su contrato luego de un increíble total de ningún partido oficial jugado en sus 6 meses en el club.

Freddy Adu

Freddy Adu

Nada de esto fue culpa de Adu, el joven fue el chivo expiatorio de una enfermiza obsesión norteamericana de encontrar un talento al que se le pueda tan siquiera poner en la misma oración que el astro argentino. Antes de Freddy Adu, el podio lo ocupó Guiseppe Rossi, delantero de la Fiorentina y nacido en New Jersey a una familia de inmigrantes norteamericanos. La prensa le quitó el título fue reemplazado con el de traidor con mayor rapidez que cuando fue otorgado cuando Rossi decidió lucir la zamarra ‘Azzurra’.

Luego de Rossi y de Adu, se ha intentado mencionar a jugadores como Brek Shea o Jozy Altidore. La más reciente víctima de la prensa norteamericana es el joven Julian Green, extremo derecho y producto del Bayern de Munich.


Julian Green anotando su primer gol como internacional norteamericano.

La pregunta del próximo Messi lleva existiendo, en mi memoria, desde que esta nueva versión de la MLS lleva en existencia. Sin embargo, no solamente es un hecho que la infraestructura establecida no ayuda al encontrar y crecimiento de jóvenes, sino que activamente le niega esta capacidad a cientos de miles de niños. En los Estados Unidos el modus operandi de categorías inferiores y de escuelas formativas es el ‘Pay to Play’ (paga para jugar), donde los padres de los niños desembolsan, muchas veces, unas pequeñas fortunas, para que sus hijos participen de algún campamento de verano con entrenadores de fútbol que rara vez saben lo que hacen. El precio de estos aumenta considerablemente si hay viajes envueltos. Aun así, muchísimas veces estos campamentos son ‘auspiciados’ por gigantes de la industria como lo son Nike o Adidas, donde más veces que no, solo prestan el nombre. Bajo el modelo de ‘Pay to Play’ cientos de miles de niños de escasos recursos son excluidos de la posibilidad de probarse, pulirse, y ser reconocido por ojeadores u otros clubes. También cabe reconocer que muy pocas veces estas escuelas formativas ofrecen algún tipo de beca para sus estudiantes, así que todo el peso de la matrícula recae sobre los padres.

Por otro lado el ‘scouting’ establecido en los Estados Unidos, como reflejo del actual panorama futbolístico, no se enfoca en nada de lo necesario para crear futbolistas de la categoría de Lionel Messi. Tomemos el caso de DeAndre Yedlin, lateral derecho ex-jugador del Seattle Sounders quien ahora milita en el Hotspur de Tottenham.

“[DeAndre] estaba corriendo un 4.2, 4.3! … escuchas de estos números solo para atletas de la NFL” – Jared Embrick, director técnico de Univ. de Akron.

Tanto escuchas como fanáticos presentan el constante reclamo de que los mejores atletas estadounidenses escogen otros deportes antes que el fútbol. El fútbol no es un deporte que necesite de atletas que sean los más altos, o los más rápidos, el fútbol necesita un cierto razonamiento de la cual no se está enseñando en las escuelas formativas estadounidenses. Conciencia táctica, inteligencia defensiva, posicionamiento y visión constante – todas estas destrezas son constantemente pasadas por alto, todo por la búsqueda de ese jugador que sea un poco más alto, o un poco más rápido, destrezas buenas pero absolutamente innecesarias para un jugador de talla mundial. La NCAA y los drafts a la MLS se han convertido en nada más que un embudo diseñado no para mejorar talento, sino para hacerle la vida más fácil a ese grupo selecto de afortunados que tuvieron todos los elementos a su favor.

“Richie [Graham – CEO de YSC Academy (Academia de Philadelphia Union)] siempre hemos pensado en el día en que un jugador de nuestra academia anote un gol [en la MLS], corra a celebrar a la línea de fondo y bese el escudo. Ese día diremos que fuimos exitosos” – Nick Sakiewics, CEO del Philadelphia Union.

Es precisamente esa mentalidad minimalista la que engulle la MLS. La liga no se ve como una plataforma de creación o maximización de talento. Más es la preocupación de los dueños de mantener el status quo, y con eso el mayor regreso posible, con la menor inversión.

El último y mayor problema que enfrentan los prospectos para el progreso de su carrera se encuentra en la liga en sí misma. El modelo actual le cierra la posibilidad a cientos de clubes al rededor de los estados unidos, creando al tope un oligopolio de franquicias deportivas que en vez de una paridad deportiva a través de la liga, crea un estancamiento de talento que cohibe cualquier posibilidad de progreso. Esto no es un evento exclusivo de la liga mayor, las inferiores de la MLS también presentan constantemente un producto mediocre. En un torneo internacional al nivel sub-15, los equipos de la MLS terminaron con un récord de ninguna victoria, 7 derrotas, y un empate. Uno de los marcadores más abultados en ese torneo ció como el Club Atlas U-15 arrolló a la academia del Toronto FC con un marcador final de 10 goles a 0. Todo esto mientras personas como Tom Byer tienen que refugiarse a medio mundo de distancia, porque sus ideas son tildadas de ridículas en su propia tierra.

Tom Byer

Tom Byer es generalmente considerado como el responsable del resurgimiento de Japón como una verdadera potencia mundial en el mundo del fútbol, enfocando sus acciones en fortalecer las fundaciones juveniles de los equipos profesionales. Actualmente se encuentra implementando su metodología en la República Popular de China

En el mundo de la contabilidad se le llama a este ciclo vicioso ‘SISO’ (sh*t in, sh*t out). Si la entrada es mediocre, es imposible que el rendimiento sea algo mejor a esto.

Por otro lado, la prensa y la fanatizada de la MLS defienden a capa y espada la mediocridad de la liga, aclamando como redentores a todos los estadounidenses que ‘deciden’ regresar a jugar en la liga, y abogando que el nivel que ésta tiene se debe a lo poco que lleva de creada, utilizando inútiles estadísticas, como son distancia recorrida (cuanto corrió un jugador en el terreno de juego, así haya sido sin dirección alguna) o cruces al área chica, para argumentar a favor del ‘alto’ nivel de la liga.

Como referencia, la MLS fue creada en diciembre de 1993, mientras que la EPL (liga inglesa) fue creada en febrero de 1992).

Como referencia, la MLS fue creada en diciembre de 1993, mientras que la EPL (liga inglesa) fue creada en febrero de 1992).

Un primo ejemplo de esto lo pudimos observar en la derrota de la selección norteamericana frente a lo que realmente fue la Sub-23 Chilena. En una de las jugadas, Michael Bradley, centrocampista defensivo, recibe un balón cerca de la bomba central, recorre unos 20-30 metros en dirección del arco contrario, y estrella su disparo de media distancia en el travesaño. La prensa estadounidense enloqueció con su jugada, llamando a Bradley como ‘desafortunado’ por no haber encajado su tiro, obviando en su totalidad que 1- esa no  es su labor primaria. 2- dejó su posición completamente descubierta al subir tanto para atacar. y 3- un buen tiro de esa distancia no necesita de suerte para entrar. Paralelamente algunos fanáticos de la selección han llegado a llamar a Bradley el mejor centrocampista que EEUU jamás haya producido, algunos incluso llamándolo el mejor jugador alguna vez producido. Si éste es el estándar a seguir, la barra está puesta a un nivel muy, muy bajo.

También cabe destacar que las condiciones para un novato en la MLS no son las mejores. Supongamos por un momento que un jugador de calidad nata, logra nacer en una cuna que le permite pertenecer a las mejores escuelas de fútbol de la nación. Aún habiendo pasado toda su juventud entrenando y puliendo sus destrezas, al llegar a edad de ser contratado como profesional (~16/17 años) a éste solo se le será ofrecido un contrato profesional de $36,500 anuales, un saldo que dada la sacrificada naturaleza de ser un deportista profesional, francamente no es suficiente. Mientras tanto, la liga derrocha millones de dólares en intentar atraer jugadores pasadísimos de su mejor categoría, e intentando posponer su retiro. Ricardo Kaká y Steven Gerrard percibirán un poco más de seis millones de dólares cada uno, ejerciendo los últimos años de sus carreras como profesionales en Orlando y Los Ángeles respectivamente.

¿Cuando encontrará la MLS a su propio Lionel Messi? Si continúan utilizando la metodología actual, la respuesta es nunca. Messi, como Zidane, Henry, Maradona, et al, no solamente son jugadores que quizás se vean una sola vez por generación, sino que son la aleación de años de instrucción del mayor nivel, competencia de la máxima categoría, fortaleza mental e inteligencia futbolística, no una aparición espontánea o anomalía estadística.

En el 2012, el registro anual de la Asociación Estadounidense de Fútbol Juvenil (USYSA) contó con más de tres millones de participantes entre las edades de 5 a 19 años. La idea de poder conseguir un grupo de 23 talentos que representen a los Estados Unidos al nivel absoluto no debe ser algo tan descabellado. Si se abordan todos los engranes de la maquinaria, no hay razón alguna por la cual los Estados Unidos no pueda ser un verdadero contendiente a nivel continental. Las ligas más exitosas le proveen tanto o más énfasis al desarrollo de juveniles, que al mercadeo de la liga mayor. Antes de pensar cuando llegará el Messi norteamericano, la federación estadounidense debe pensar como puede crear un flujo constante de jugadores que le puedan hacer un ‘bona fide supporting role’ a jugadores de la talla de Messi.

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