Brasil 2014 — Segunda jornada de octavos de final en Brasil 2014, de nuevo sin sorpresas pero con emoción. Dos factores a destacar: la moda impuesta por el Real Madrid de añadir tiempo hasta que cambien las tornas del partido se ha extendido al mundial, y a los árbitros les ha dado ahora por sumar de 5 a 10 minutos y pitar penaltis varios durante ese tiempo. Además, me gustaría hacer hincapié en la lección de teatro que los futbolistas nos dan en cada partido, y no lo digo por los piscinazos, que también, sino por el show de oraciones, celebraciones, llantinas, excesos de sufrimiento, peinados y demás atrezzo con el que adornan sus partidos sabedores de que les enfocan unas cuantas cámaras. Ahora, al grano.
Holanda mandó a México para casa por sexta vez consecutiva en la misma ronda. La selección Oranje, que desarrolló un planteamiento excesivamente defensivo, fue dominada durante el primer tiempo, sin poder hacer mucho ante un centro del campo mexicano muy poblado con un Márquez sacando jugada la pelota de manera magistral. Se adelantaron los mexicanos en el segundo tiempo, y no parecían cambiar mucho las cosas hasta el “cooling time out”, que aprovechó Van Gaal para mandar a sus hombres para arriba. Snejder, a la salida de un córner rechazado por la defensa tri, anotó el primer gol con un chut inalcanzable para Ochoa, que había sacado momentos antes un lanzamiento a bocajarro de la delantera holandesa. Ya en el tiempo añadido, penalty claro a Robben, que se había tirado ya un par de veces durante el partido, como bien le enseñaron en su período en la Casa Blanca. El árbitro portugues Proença, conocido por sus hazañas en Europa, pitó, y Huntelaar hizo el gol de la victoria holandesa sin tiempo alguno para la reacción mexicana. Al final del partido, algunas tortas entre bastidores y el seleccionador mexicano indignado por un penalty que si fue, no quiero pensar que hubiera pasado si no hubiera sido. Holanda pasa a a la siguiente ronda.
En el otro partido de octavos, Costa Rica, otrora equipo sorpresa del torneo, partía como merecida favorita por su juego, ante una Grecia que recordaba mucho a la que ganó la Eurocopa 2004 entre las lágrimas de un todavía joven y barato Cristiano Ronaldo, que ya empezaba a despuntar en el mundo de la moda. Los ticos salieron fuertes, con una mayor presencia física y dominando el encuentro. Bryan Ruiz rompió la igualdad tras el descanso y Costa Rica supo aguantar su renta hasta el último minuto pese a jugar con uno menos por la estúpida expulsión de Duarte. Todo se hacía cuesta arriba para los caribeños, que se iban deshinchando a medida que los griegos se lanzaban con más ímpetu en busca del gol del empate. Y de nuevo en el descuento, tras un rechace de Keylor Navas, Sokratis hizo el gol que mandaba esta vez el partido a la prórroga. Los costarricenses aguantaron heroicos en gran parte gracias al portero levantinista, que evitó el triunfo heleno con dos espectaculares paradas a Salpingidis y Mitroglu, antes de detener el penalty a su excompañero de vestuario Gekas, y llevar la alegría a los centroamericanos que se meten por primera vez en su historia en cuartos de final, donde se jugarán la goria ante la selección holandesa de Louis Van Gaal.
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