No tengo hijos. De hecho, no tengo en planes tener hijos en un buen tiempo y con We Need to Talk About Kevin creo que le añadí par de años a ese futuro. No lo digo de una manera sarcástica ni menospreciando la labor de los padres dedicados, sino que sé que mentalmente no estoy lista para la responsabilidad y en este poderoso drama de Lynne Ramsay este es uno de los muchos temas sobre la crianza y la psique que se aborda.
Tilda Swinton es Eva Khatchadourian, una mujer aventurera y decidida que luego de una noche de pasión con Franklin [John C. Riley] queda embarazada y se ve obligada a acomodar su vida a la llegada del bebé. Este bebé es Kevin, un niño que desde que está en su vientre nos damos cuenta de que incómoda a Eva. No en una noción de película de terror, sino como el terror de tener algo en nosotros que realmente no queremos o para lo que no estamos preparados. Kevin llega al mundo y no hace las cosas más fáciles. Es un niño retante, malcriado, desesperante y malévolo. La dinámica de esta madre y su hijo es la que mueve la trama principalmente. Todo lo vemos desde el punto de vista de Eva quien tiene que reintegrarse a una comunidad que la odia.
We Need to Talk About Kevin está maravillosamente filmada y editada con una paleta de colores sobria en donde solo predomina el rojo y el negro. Eso unido a las excelentísimas actuaciones de Swinton y los diferentes niños interpretando a Kevin, terminando con Ezra Miller en su juventud, hacen de esta película una que se tiene que ver. En la relación entre una madre que no quiere hijos y un hijo manipulador que se encarga de destruir todo lo que toca vemos una guerra de poderes en la que resultan todos perdedores. El amor fingido de Swinton porque piensa que es “lo que debe hacer” y su reacción a su nueva vida es una de las mejores actuaciones que he visto en mucho tiempo.
Esta película tiene un diálogo inteligente de parte de todo el mundo, hasta Kevin cuando tiene como 6 años tiene una de las líneas más fuertes de toda la película. Cada palabra está súper pensada. Cada mirada de Kevin, cada cuadro y como está filmado se armonizan para llevar un mensaje contundente sobre la realidad de que hay maldad incomprensible y padres que tratan aunque no quieran.
Les advierto que esta es una película bastante pesada [por si no se han dado cuenta] y no deja una buena sensación al verla. Es muy buena, pero definitivamente no es un “feel good movie”. Aún así, no deben perderse esta pieza de Lynne Ramsay quien en mí tiene una nueva fanática.
Fanática del cine, fashion y Real Madrid. Amiga de merengues y 2 o 3 culés que se han colado. Se ríe bien duro, ha ganado múltiples galardones en Rock Band, odia hablar de ella en tercera persona y hacer biografías.
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