Dentro de la monumental misión para llenar su librería de contenido exclusivo, Netflix sigue dando duro a series estilo anime, con buenos resultados y continua haciéndolo con DOTA: Dragon’s Blood. Basada libremente en DotA, y DotA 2, dos de los videojuegos de competencia más populares del mundo, La Sangre del Dragón presenta a un nuevo mundo repleto de mitología, magia, fantasía y mucha violencia. Los niños a dormir temprano que esto no es para ellos.
Desde que le di “comenzar” no pude parar hasta ver los ocho primeros episodios de esta nueva oferta. Conozco absolutamente nada del juego pero, me encantó la historia, sus personajes bien desarrollados; simpáticos, complicados y distintos entre sí, la hermosa animación, la poderosa banda sonora, y las intensas secuencias de acción, todo dentro de un veloz avance de las tramas exigiendo atención constante.
En un mundo de humanos, elfos, dioses, hechiceros, y otras criaturas viviendo juntas, una especie es temida sobre todas: los dragones. Davion es un hábil joven cazador de dragones, viajando de pueblo en pueblo combatiendo estos monstruos voladores. Davion es una mezcla de Han Solo con Obi-wan Kenobi: alta confianza en si mismo pero suficientemente sabio para saber cuando retirarse de una peligrosa situación. Davion es apreciado y popular; las mujeres lo buscan, los hombres pagan sus bebidas. Luego de una misión en una pequeña villa conoce a Mirana, una joven viajera buscando un valioso artículo robado de su hogar. Sus caminos entrelazan luego de un radical y repentino cambio en la vida de Davion, que los llevará a distintos puntos de su mundo buscando respuestas. Por otro lado, Fymryn es una Elfa buscando recuperar la perdida gloria de su clan a través de cuestionables decisiones que igualmente la conducirán a un destino más oscuro del que esperaba. Ah, y como 20 personajes más.
Si hay un defecto en DOTA: La Sangre del Dragón es que su rápido ritmo también significa una tonelada de información constante hacia la audiencia; cada vez que te muestran una parte de la trama, llegan tres adicionales con sus propios protagonistas. Eso quizá significa tener que volver a ver los episodios, lo que, al menos a mí, no me molestó en lo mínimo.
DOTA: La Sangre del Dragón fue desarrollada por Studio Mir, el estudio surcoreano detrás de varias producciones en la última década, como la excelente The Legend of Korra, Mortal Kombat Legends: Scorpion’s Revenge, y la también magnifica Voltron: Legendary Defender (una de las mejores ofertas de Netflix), entre otras. Aparte de garantizar experta animación, también asegura buen desarrollo de trama, diversidad de personalidades y estilos con satisfactorios resultados, tocando temas como guerra entre clases, racismo, religión, y conflictos entre sociedades.
Si tuviera que comparar La Sangre del Dragon con otros programas, diré que es la mejor serie al estilo de las primeras cuatro temporadas de Game of Thrones, dándonos personajes complejos; más que héroes y villanos, tenemos figuras sintiéndose reales, tomando decisiones cuestionables por razones nobles, incómodas o egoístas, dependiendo con que perspectiva lo mires.
Me encantó DOTA: La Sangre del Dragón de principio a fin, dejándome con ganas de más. ¡Inmensamente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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