¿Alguna vez te han tenido 20 minutos contándote una historia que pudieron resumir en cinco minutos? Así me sentí viendo In the Tall Grass, el nuevo filme de horror exclusivo de Netflix. Lo que pudo ser un entretenido episodio de 30 o 40 minutos en alguna serie a lo Black Mirror o Electric Dreams, es una aburrida película de 90 y pico de minutos dando más vueltas –metafórica y literalmente – que un estudiante borracho en las Justas.
Porque la nostalgia no es lo único que los 80’s y 90’s nos dejaron (aparte de muchos Tamagotchis muertos), Stephen King lleva tiempo volviendo a gozar con adaptaciones de sus trabajos. In the Tall Grass es la más reciente. Originalmente una novela escrita con su hijo Joe Hill, es dirigida por Vincenzo Natali, quien tiene una carrera decente, -si no destacada- en cine y televisión, con bastantes entradas en horror y ciencia ficción.
Se nota que Natali hizo su mejor esfuerzo en adaptar esta historia pero me lo imagino pensando “¿Qué más le voy a añadir a esto? Ah, ya se: caminaron un rato más…con música misteriosa”.
El principal problema es que ninguno de los personajes es interesante ni mucho menos me motivó a preocuparme por ellos. La mitad de la culpa es del soso guion, la otra de los actores, que parecen haber grabado después de almorzar. La única excepción es Patrick Wilson, quien trae toda su experiencia en los filmes de The Conjuring y se roba todas sus escenas, especialmente durante el tercer acto. El tipo se ve que la estaba pasando de show y podría todavía estar corriendo entre la grama persiguiendo gente. Quizás suena extraño pero, conozco personas con peores costumbres.
Siendo justo, In the Tall Grass comienza bien. Becky (Laysla de Oliveria) es una joven embarazada conduciendo con su hermano Cal (Avery Whitted) desde quien sabe donde (no recuerdo ni me importa), hacia San Diego, para dar su hijo en adopción, ya que el padre biológico se tiró el “chequeamos”. Cuando se detienen en la mitad de la nada para lidiar con malestares de embarazo, Becky escucha la voz de un niño pidiendo ayuda desesperadamente desde dentro de un campo de maleza alta.
En lugar de llamar la policía, servicios sociales o a Batman, como haría cualquier persona con dos dedos de frente, Becky y Cal se meten al campo completamente desconocido sin saber en que parte del camino se encuentran ni avisarle a nadie. Lo único que les faltó fue entrar en pantys, por aquello de honrar la tradición en filmes de terror.
Rápidamente descubren que el laberinto de maleza esconde algo mucho peor que un calambre a las 3:00am. El tiempo y el espacio no funciona igual dentro del campo que afuera, y tendrán que aprender las reglas antes que las fuerzas adentro de este los consuman.
Hay algunos momentos genuinamente inquietantes en In The Tall Grass, y es una pena que estén entremedio de pesadas secuencias de gente corriendo, sudando y hablar gritando. Hay buenas películas de horror en Netflix para verlas en este Octubre. In the Tall Grass no es una de ellas.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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