El Presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación, Joseph Blatter ha declarado que la vigesimosegunda edición de la Copa Mundial de Futbol será llevada a cabo en Qatar desde el 22 de noviembre hasta el 18 de diciembre. El mundo del futbol puede tomar esto como su regalo de despedida, cerrando así un mandato muy marcado por controversias.
Ningun día es un día lento en Zurich. Incluso en medio del mayor escándalo que la federación jamás haya vivido, con varios funcionarios asociados con la FIFA siendo extraditados para cuestionarles por prácticas corruptas y con los que quedan con bastante miedo a ser los próximos llamados a testificar y preparándose en silencio para elegir a quien será el próximo presidente, y con la fiscalía suiza habiendo anunciado que abrirá un procedimiento penal por gestión criminal y apropiación indebida en contra de su figura, el señor Blatter nuevamente nos da de qué hablar. Pero obviemos por un segundo que Qatar es una nación musulmana y que esto creara muchísimos problemas de patrocinio con Anheuser-Busch, uno de los mayores patrocinadores del Mundial desde 1986. O que los estrambóticos estadios, que aún son inexistentes, están siendo construidos por mano de obra efectivamente esclavizada. Incluso podemos olvidarnos que el índice de calor en noviembre para Qatar son unos cómodos 92 grados Fahrenheit.
Hablemos más bien de lo que *verdaderamente* nos debe importar; las ligas. Detener una liga en noviembre por casi 2 meses (los seleccionados necesitan tiempo para prepararse, y aclimatar a sus jugadores a condiciones extremas) implica un escándalo logístico nunca antes visto en el mundo de futbol. Los equipos estarán justo en el punto donde los frutos del grupo comienzan a verse, y los más grandes ya comienzan a prepararse para enfrentar las rondas de playoffs europeos. Desbandar a un equipo en este momento es una absoluta locura, mucho más cuando se trata de un periodo extendido de tiempo. Los jugadores tendrán que olvidar lo que llevan meses practicando para recordar otra filosofía de juego, a veces, totalmente distinta. Muchos pasaran de jugar partidos en los 55-66 grados promedio, a jugar en los 90-95 y ese cambio puede resultar exigente y agotador en el cuerpo de hasta el mejor preparado atleta.
El parón de un mes representa entre 4 y 6 juegos ligueros que se tendrán que reponer, los cuales probablemente se hagan al final de la liga, esto posiblemente extienda las ligas hasta junio, acortando así las vacaciones veraniegas a alrededor de 2 semanas, ya que muchos clubes hacen pretemporadas en otros continentes. Esto sin nombrar a los jugadores de los 8 clubes que juegan la copa intercontinental (el mundialito) que prácticamente volarían de Qatar a Japón para volver a sus naciones.
No dudo ver un mundial marcado por poco futbol, extensivas lesiones, muchos parones de hidratación y dios no lo quiera, hasta que termine con la carrera de más de un jugador. No solo eso, sino que el desmadre que provoca una este mundial tendrá sus efectos hasta adentrada las ediciones ligueras de 2023-24.
Muchas gracias, señor Blatter! nuevamente has hecho del futbol un circo, en vez de permitir que el espectáculo corra en el campo, como se debe.
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