Ha pasado mucho desde que las puertas de Jurassic Park abrieron hace 22 años atrás de la mano de Steven Spielberg, pero el mensaje sigue siendo el mismo (en mi opinión): no juegues a ser Dios si no puedes manejar las consecuencias, y hay una razón por la que los dinosaurios y los humanos no vivimos en perfecta armonía hace 65 millones de años. La de-extinción es muy chévere en teoría, pero muy sangrienta en la práctica y Jurassic World nos repite la receta en una manera mucho más divertida que las secuelas de Jurassic Park.
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No juegues a ser Dios si no puedes manejar las consecuencias, y hay una razón por la que los dinosaurios y los humanos no vivimos en perfecta armonía hace 65 millones de años.
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El mundo de Jurassic World es Jurassic Park, pero en esteroides. El sueño de Hammond, hasta cierto, punto se ha hecho realidad e Isla Nublar es innundada por miles de visitantes que vienen a ver anualmente a los dinosaurios, pero ¿a qué costo? Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) corre este parque con una mentalidad de un foco: resolver problemas y hacer dinero. Ya que el ka-ching es el que manda y tener un parque de dinosaurios es astronómicamente caro, así que es hora de que Dr. Henry Wu (BD Wong) empiece a crear dinosaurios más temibles. Aparentemente un T-Rex ya no es suficiente. A este ambiente llegan los sobrinos de Claire, Zach y Gary Mitchell (Nick Robinson y Ty Simpkins) a pasar las vacaciones de sus vidas. Pero cuando resulta que un dinosaurio es más inteligente que todos los humanos en la película —para utilizar un refrán boricua— ahí es donde la puerca entorcha el rabo, tienen que salir a buscar la ayuda de Owen Grady (Chris Pratt) para poder sobrevivir.
Jurassic World no se desvía mucho del centro de su antecesora. Mucho de lo que pasa en la película cabe dentro del tema de la ética en la ciencia y cuán lejos realmente podemos estirar esos códigos sin terminar destruidos y “corporate greed”. Otros temas que han surgido después del lanzamiento de la película van dirigidos a la figura de Claire. Una mujer que es totalmente dedicada a su carrera, no tiene interés en tener hijos y parece siempre que está tratando con aliens cada vez que está con sus sobrinos. Además de lo que yo considero como “heel-gate” ya que en este ambiente de trabajo, Claire nunca pierde sus tacones y es un contraste total a la figura macharrana y mucho más “relax” que es Chris Pratt. En pocas palabras, Claire es un personaje inflexible y un poco trillado para la mujer moderna. Pero me salí del tema…
Hablemos de los dinosaurios: Me encanta como esta cinta me puede hacer sentir simpatía por ellos. Obviamente la tecnología para crearlos les da mucho realismo, pero como bien dice Simon Masrani, dueño del parque, puedes verles en los ojos todas sus emociones. Viendo a los raptors con Owen Grady se me olvida que no existen y me encantaría poder ir a ver estos animales en el mundo real. La nueva adición al parque digamos que no se adapta muy bien a sus entornos y lleva a una batalla final hecha para complacer a los fanáticos de Jurassic Park y hacerle oda a esta fantástica película.
Como director Colin Tevorrow se mantiene fiel a lo que él entiende que la mayoría de los espectadores de la película irán a ver. Si bien sus posturas con los personajes pueden ser controversiales, en el corazón de la película están los dinosaurios que todos vimos cuando éramos niños (en mi caso) y que me divirtió mucho verlos en pantalla nuevamente.
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Fanática del cine, fashion y Real Madrid. Amiga de merengues y 2 o 3 culés que se han colado. Se ríe bien duro, ha ganado múltiples galardones en Rock Band, odia hablar de ella en tercera persona y hacer biografías.
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