arre
1. interj. U. para estimular las bestias
2. interj. U. para denotar que se desarprueba o rechaza algo
3. m. coloq. Caballería ruin.
atar
1. tr. Unir, juntar o sujetar con ligaduras o nudos
2. tr. Impedir o quitar el movimiento
3. tr. juntar, relacionar o conciliar
4. prnl. No saber cómo salir de un negocio o apuro
5. prnl. Ceñirse o reducirse a una cosa o materia determinada.
En estos días se ha discutido la posibilidad de entre varias rutas la descriminalización de la marihuana. Esto gracias a que Eric Holder, Fiscal General de los Estados Unidos, declaró que la jurisdicción federal no intervendrá en decisiones estatales relacionadas a la marihuana.
Antes de que esto ocurriera algunos políticos “liberales” hasta “audaces”, en medio de campaña, plantearon que la alternativa era una política salubrista y hasta le dieron la bienvenida a conceptos como la “medicalización”
Claro, esto porque sabían que el Departamento de Justicia Federal tenía control de este asunto. Así que cuando se planteara la iniciativa se lavarían las manos y dirían: “quisimos, pero no pudimos hacerlo, el gobierno federal nos lo impide.” Así se volverían a levantar todos los issues sobre el status, la colonia, etc., pero se lavarían las manos y la inacción sería por culpa del americano.
Pero pasa que a Holder se le ocurrió dictar esa nueva política pública, justo en el momento en que se cuela un nuestra legislatura un senador, Miguel “Cuco” Pereira, que no tiene miedo a plantear que las cosas hay que empezar a verlas de otra manera. Que no teme a que lo acusen de inmoral, indecente, marihuanero, entre otras de las que ha sido acusado.
Entonces, todo se ve más claro. En la campaña, si logro capturar un sector, será solo y solo si me llegan votos. No quiero pecar de ingenua, solo planteo cómo el discurso de la campaña política nada tiene que ver con la realidad sino con lo que queremos creer. El festín electorero tiene secuestrada la discusión de cualquier asunto serio en este país, como planteó Benjamín Torres Gotay en su columna “La estrella fugaz de la razón” sobre este mismo tema.
Tenemos problemas muy serios relacionados con la criminalidad, economía, salud, educación alrededor de todo un mundo que mueve al narcotráfico. ¿Entonces, cómo permitir el secuestro de la discusión levantando la bandera de la libertad de expresión? Cierto, todos tenemos a emitir una opinión, pero hasta cuándo el país le apagará la atención al que se opone porque se opone y al que porque por apoya. El país necesita una tregua, una bajada de tono y más oídos que bocas llenas de alaridos. En discusiones tan serias como estas no pueden dejarse al gatillero político de turno. El país no se lo merece, no lo necesita, al contrario, lo lastima y no lo deja avanzar.
| También en QiiBO: Hora de encender: El debate de la legalización | Hora de encender II: Otro argumento sobre la legalización.
No es que no hayan preocupaciones, es que es imposible para un país poder salir adelante si no estamos dispuestos a aprender y si solo dispararemos a defender ideas preconcebidas. Si no cedemos un poco en favor del colectivo. Es que parece que los arrebatados son otros y no los que estigmatizamos cada día con esta política pública que hasta el día de hoy no ha rendido frutos. Aparentamos estar invadidos de nuestras opiniones y así seguimos. En ese ruido que nos mantiene inmóviles de espectadores dejando que el país se hunda y arrastre con ello todo lo que encuentra a su paso, que al final somos nosotros los ciudadanos. Y me temo que no vea la conversación sosegada en este caminar y como dice Silvio Rodríguez; “Al final de este viaje en la vida quedarán nuestros cuerpos hinchados de ir a la muerte, al odio, al borde del mar.”
Espero equivocarme y pronto: “You may say I’m a dreamer, But I’m not the only one. I hope someday you’ll join us and the world will be as one.
Ya no trabaja de bibliotecaria, fue aprendiz de socióloga y piensa en voz alta en la sección de PUERTO RiiCO en QiiBO.com
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