Siempre me ha gustado la historia. De hecho, fue una de mis clases favoritas durante mi carrera estudiantil. Ahora, si Clint Eastwood hubiese sido mi profesor, estaría diciéndoles lo contrario. En este intento en el género de películas biográficas, Eastwood falla crasamente y no por falta de una historia interesante que contar. Veamos.
J. Edgar Hoover es una de las figuras más importantes de la historia de los Estados Unidos en términos de seguridad. Fue su trabajo y dedicación por alrededor de 50 años que lograron que hoy en día exista una entidad como el FBI. Pero no tan sólo eso, Hoover era algo así como un pulpo. Tenía tantos frentes abiertos que es muy difícil el poder ponerlos todos coherentemente dentro de un filme. Este hombre creó básicamente el FBI que conocemos hoy en día con todas las innovaciones que ello implica [reconocimiento de huellas digitales, laboratorios forenses, entre otros], mantenía files secretos sobre personas con poder en el país que podía utilizar políticamente a su conveniencia, su sexualidad fue cuestionada por mucho tiempo y su relación con Clyde Tolson también. Como pueden ver aquí hay mucho material. Entonces, Clint trata de condensarlo todo en dos horas de una manera que pretende ser profunda y grandiosa, pero queda siendo larga y superficial.
Empecemos por lo bueno: las actuaciones de Leonardo DiCaprio como Hoover y Armie Hammer como Clyde Tolson son excelentes. DiCaprio logró zafarse de el estereotipo de niño bonito y se ha acomodado entre los actores más importantes de Hollywood y su personaje en J. Edgar demuestra su capacidad de llevar a la pantalla un ser histórico de manera convincente. Es interesante ver un personaje de Hammer con mayor profundidad que los hermanos Winklevoss de The Social Network. Aquí Armie puede enseñarnos más de lo que es capaz histriónicamente. Las actuaciones de Judi Dench y Naomi Watts también son muy buenas y el elenco se redondea muy bien.
Ahora lo no tan bueno, J. Edgar se estira como un chicle. Literal. Eastwood no sabe por donde cortar ni concentrarse en algún punto de la historia de la vida de este hombre y hace un ejercicio de brincos en el tiempo en el que terminas aburrido y perdido. Es obvio que este es un intento de grandiosidad para ganar la atención de la academia, pero es una pomposidad vacua. J. Edgar pierde muy pronto su norte y nos lleva en un viaje que presenta al director del FBI como un hombre de muchos logros, pero neurótico, paranoico e inseguro que sólo estaba interesado en su legado personal. Si la pieza se concentrara en eso nada más, sería fabuloso, pero entonces para demostrarlo hay que ir por diferentes pedacitos históricos que a veces quedan en el tintero y si no sabes ya la resolución de esas cosas te quedas en el aire.
La manera en que se trata la relación de Hoover y Tolson es clichosa. Como si un macharrán tratará de convertirse en un ser sentimental de momento y todo lo que sientes es esa incomodidad. Aún en uno de los momentos más significativos en la vida de Hoover, la importancia del mismo queda opacada por la exageración y el desconocimiento de Eastwood de como tratar la situación desde la silla del director.
No quedé complacida con de Eastwood en J. Edgar. Las actuaciones son impecables, pero falta que el director se acoplara al programa y supiera que dejar dentro del cuarto de edición.
Fanática del cine, fashion y Real Madrid. Amiga de merengues y 2 o 3 culés que se han colado. Se ríe bien duro, ha ganado múltiples galardones en Rock Band, odia hablar de ella en tercera persona y hacer biografías.
1 Comment
Que mal, ésta ha sido una de las que he llevado esperando por mucho tiempo y a pesar de las malas críticas que escuché le dieron en USA tenía esperanza pero llegó acá y sigo escuchando no muy buenas cosas jeje de igual forma la veré pero ya se a que atenerme. :D