Es momento de candidaturas. El momento en que la llamada “sociedad civil” utiliza su “poder democrático” para “tomar decisiones” y luego, ejercer su “participación ciudadana”. La realidad es otra. Como le gusta decir a los analistas políticos, lo que hay es más chijí chijá que otra cosa. Nos perdemos en detalles irrelevantes y no nos damos cuenta de la trascendencia del momento.
Este no es el momento de estar pendientes de cuánta gente fue a la actividad de García Padilla, o cuánto gastará J-Go en pagarle a los merengueros por dejarla bailar en tarima. Es el momento para que analicemos cuidadosamente quiénes son los potenciales futuros Chúchines, Evelynes Vázquez y Luis Farinaccis de nuestro gobierno. Véase como dije “gobierno” y no “política”, porque el problema es que tendemos a confundirlos.
Pensemos.
El mundo de la política nos sumerge en un mar de noticias sobre eventos, anuncios y peleas que provocan que al final del día acabemos abrumados pensando que eso no tiene que ver con nuestro diario vivir. Pero sí que tiene que ver. Mucho. Estas personas que hoy anuncian sus candidaturas entre confeti y merengue, son los que en un año tendrán el poder para decidir si seguiremos abriendo nuestra isla por el medio para pasar gas natural, si el aborto seguirá siendo visto como un crimen igual que robar o matar, o si celebraremos el día de los abrazos, las muñecas, o cualquier otra nimiedad que se les ocurra.
Es importante que prestemos atención. Que tomemos nota. Que investiguemos. Que busquemos, escudriñemos y evaluemos. Entre este montón de personas con “buenas intenciones” hay de todo. Los hay buenos, malos y peores. Pero históricamente hemos dejado que las insignias, la política, se meta en lo que debe ser un proceso vital para el proceso de un país. “Raja la pava”; “Una cruz debajo de la palma”; “Todo independentista votará por el PIP”. Pero así no puede ser. Así es que llevamos 40 años soportando mediocres tomando decisiones. Décadas aguantando personas incapacitadas para llevar las riendas de un país. Demasiado tiempo haciendo lo que nos dicen. No pensando. Actuando políticamente y no cívicamente.
En la escuela nos enseñan a sumar y restar. A acentuar palabras y memorizarnos las preposiciones. Los elementos y las leyes de la física. Pero no nos enseñaron, o al menos no aprendimos, a ejercer nuestra función ciudadana como se supone. A entender que ser ciudadano y vivir en una “democracia” no solo consiste en aguantar e intentar sobrevivir, sino en dentro de nuestras posibilidades, que se reducen a ir a votar por quienes aspiran a dirigirnos, hacerlo de una manera responsable y conscientes de lo que eso conlleva.
Puertorriqueño, tú [yo] eres [soy] el responsable de lo que aquí pasa. Culpar al Chuchin por ser un cafre, a Rivera Schatz por ser un altanero o a Fas Alzamora por negarse a abrir paso a nuevas caras es cegarse ante la realidad: somos nosotros, con nuestras acciones, y falta de ellas, quienes tenemos la culpa de que eso suceda. Al ser partidistamente ciegos. O ciegamente partidistas.
¿Y saben qué?, ya está bueno. Es momento de que los responsables del desastre hagan algo por resolverlo. Estamos a tiempo, hagamos nuestro trabajo, tengamos la dignidad de que de aquí a un año, no escribamos una X debajo de cualquiera y luego culpemos a quienes gobiernen de nuestros males. Seamos conscientes de lo que hacemos y de a quién le damos ese poder. Ese paso tan simple, les aseguro, cambiará muchas cosas. Pienso.
Escritor y copywriter radicado en San Juan de Puerto Rico. Especialista en nada, práctico en todo. Colaborador en QiiBO y rotros medios del archipiélago. Que viva la fiesta.
44 Comments
Me encantó la columna. Es hora de que seamos responsable al momento de elegir y dejar los fanatismos a un lado.
” En la escuela nos enseñan a sumar y restar. A acentuar palabras y memorizarnos las preposiciones. Los elementos y las leyes de la física. ”
Eso se lo debes a Mrs. Flores, Irita Rodriguez y a Mr. Soto A.K.A. “sotito”. Un abrazo, cabeza de chorlito.