En estos días ha estado en discusión en el mundo deportivo puertorriqueño la posible contratación para el equipo nacional de baloncesto al entrenador estadounidense Rick Pitino.
Pitino, es un entrenador de baloncesto con una impresionante carrera a nivel colegial y profesional. Es considerado por la prensa norteamericana como un gran motivador. Su calibre y quilates no están en discusión, pero ¿Realmente eso es lo que queremos?
Después del fracaso de Manolo Cintrón al frente de nuestros 12 magníficos, los federativos a comenzado a auscultar la posibilidad de importar un entrenador. Si, así como lo hicieron las federaciones de voleibol y fútbol del País que recurrieron al talento de otros países para comandar sus equipos nacionales. Este es el único País que pasa eso y la discusión gira en que es el movimiento adecuado pro-bienestar de nuestro deporte. Para que tengan una idea, México hace varios años contrató para su equipo nacional de fútbol a dos extranjeros en forma seguida, Ricardo Lavolpe argentino y al sueco Sven-Göran Eriksson. El revuelo en el País azteca fue inmenso, el solo pensar que un extranjero había sido considerado por encima de un mexicano fue un insulto para muchos.
Así mismo es nuestro equipo nacional de Baloncesto. Para mucho los 12 magníficos son nuestra razón de ser, es lo que ante el mundo nos hace decir que somos una gran nación, es nuestro amuleto del significado patrio borincano. Momentos como la magistral victoria sobre el Dream Team en Grecia o cuando en contra todos los pronósticos finalizamos entre los mejores 10 equipos del planeta nos hacen sentir orgulloso y unen al País por encima de cualquier cosa.
Me parece una afrenta, no, mas bien una desfachatez que los directivos de la federación de Baloncesto miren al talento extranjero en vez de buscar en lo nativo para dirigir al orgullo de nuestro País.
Me imagino que algunos dirán “ah pero es que tenemos que buscar lo mejor para el País y el deporte” Óigame, pues claro en eso estamos de acuerdo, pero lo mejor esta en el desarrollo, en un programa estructurado donde los dirigentes de este País puedan mejorarse y ser exitosos. Lo digo por experiencia propia, jugué baloncesto toda mi vida y por un tiempo me desempeñé como dirigente de las categorías menores y les digo que había que hacer de tripas corazones para bregar con la burocrática federación de baloncesto que te cobraba una membresía pero la capacitación era un total desastre. Ah, y sobre todo, con extranjeros.
Si se dijera, que aquí no existiera un David Rosario dos veces campeón del BSN además de tener record ganador en clubes internacionales, un Carlos Mario Rivera, campeón del BSN, un Leo Arrill el dirigente mas joven en ganar un campeonato, un Rolando Hourruitiner, un Tony Ruiz con expediente internacional por solo mencionar algunos, pues entonces se justifica. Pero ese no es el caso.
Claro, se nos olvida para unas cosas tenemos ínfulas de nación pero para otras nos comportamos como una colonia de tercera categoría. Como dijo Albert Memmi en su obra el retrato del colonizado
“El rechazo de sí mismo y la estima por el otro son rasgos comunes a todo candidato a la asimilación. Y los dos componentes de este intento de liberación están fuertemente ligados: el amor por el colonizador está cimentado sobre un complejo de sentimientos que van desde la vergüenza hasta el odio hacia sí mismo”
Quiero a mi dirigente de la selección nacional de MI PAIS que sea boricua y punto.
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